Amparo: incansable defensora de los derechos humanos en Bolivia

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homenaje

/Nuestra amiga y compañera participó de la fundación del semanario Aquí, con el P. Espinal, religiosos y religiosas, y periodistas. Ella, también, estuvo integrada a la Asamblea (Directorio) de este periódico, así como fue parte de las reuniones en las que se evaluaba la última edición de Aquí y se planificada el número siguiente de esta publicación. Amparo fue una de las más consecuentes distribuidoras de esta publicación, en la Av. Camacho de La Paz. Aquí —acepten esta yapa— buscó ser un lugar de encuentro y de unidad de los militantes de izquierda y de las organizaciones de éste; asimismo, se propuso como lugar para que la democracia conquistada se amplíe y consolide, y sirva al pueblo, preferentemente. De esa forma Aquí también defendía, propagaba y promocionaba los derechos humanos./

María Amparo Carvajal Baños, española de nacimiento y boliviana por adopción, prefirió venir a nuestro país a servir a los empobrecidos, apenas vistió los hábitos de religiosa.

En Bolivia, su primera residencia fue Yapacaní (Santa Cruz) localidad en la que trabajó con mujeres que criaban gallinas productoras de huevos los que, ahora, se venden en el mercado del país y no sólo en Santa Cruz.

Establecida en La Paz combinó la enseñanza en la escuela Fernando Bravo, de la sede de gobierno, con el apoyo a los presos políticos de las dictaduras militares y fascistas de Banzer y de García Meza-Arce Gómez.

Con el dirigente de los vecinos, Anastasio Churata (+), participó de la fundación de la otrora escuela Luis Espinal Camps, ubicada en Pasankeri, Alto Llojeta, sobre la Av. Marcelo Quiroga Santa Cruz, otro de los accesos a El Alto. Ahora esa unidad educativa cuenta con local propio y con todos los ciclos, desde la primera hasta la segundaria.

Asimismo, fundó la actual Unidad Educativa José Santos Vargas, El Tambor Vargas, también de Alto Llojeta, de la fue profesora.

Varios años fue directora del Centro Comunal El Carmen, que se ocupa de la educación y de la salud popular, el que brinda su labor en Tembladerani, Pasankeri y Alto Llojeta, lugares en los que a los niños se los atiende con preferencia.

En ese mismo cauce, Amparo, integró un grupo de profesores de Fe y Alegría que trabajó para conseguir el “mejoramiento docente” en Bolivia.

El apoyo a los presos políticos de aquellas dictaduras, ocupaba las horas destinadas al trabajo y al descanso de Amparo. En ese tiempo siguió como profesora. Los que fueron alumnos suyos la recuerdan con cariño.

Una larga temporada, la mayor parte de su tiempo, destinó a tramitar permisos para visitar a presos políticos, recoger cartas y encomiendas de familiares y amigos para los cautivos, retornar mensajes de éstos para los suyos, visitar a los familiares de los presos políticos con frecuencia para ampliar la información que recogían sobre los detenidos y/o para ayudar a resolver problemas diversos.

Amparo, compartió esa labor pastoral con un grupo de religiosos y religiosas, los que todos los días algo hacían por los presos políticos y, al mismo tiempo, comprometían a donantes de víveres y ropa para los presos políticos de cárceles de las dictaduras: Chonchocoro, Viacha, Achocalla, Ministerio de Gobierno, Dirección de Orden Político (DOP) y casas de seguridad.

Curas y religiosas que ayudaban a aliviar el rigor de las prisiones, también fueron reprimidos por los dictadores: algunos acabaron exiliados y otros sufrieron detenciones, aunque por escaso tiempo porque la protesta del pueblo conseguía que los liberen.

Esa actividad pastoral, de servicio a los presos políticos, sin reservas, fue una carta de servicios suficiente para que entonces la religiosa Amparo, con religiosos y laicos, participe de la fundación de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Bolivia (APDHB), en 1976, la que tuvo como antecedente orgánico, a Justicia y Paz, una asociación precursora en Bolivia en la defensa, promoción y difusión de los derechos humanos. Cabe recordar dos acciones de Justicia y Paz: publicó un informe —el único que vale la pena— sobre la Masacre del Valle, ordenada por Banzer en 1974, ocasión en la que cargaron muertos en volquetas como si fueran leña, de acuerdo al testimonio de un conscripto. El presidente de Justicia y Paz, Luis Adolfo Siles Salinas, desde La Paz y por teléfono, expresó su apoyo a los revolucionarios sandinistas cuando éstos tomaron Estelí y avanzaban a tomar Managua, la capital de Nicaragua.

En esta línea de la defensa de los derechos políticos, miembros de la APDHB participaron de la huelga de hambre de diciembre de 1977 y enero de 1978, acción que —sumada a las de la resistencia contra la dictadura— conquistó la libertad del último grupo de presos políticos de Banzer, y éste tuvo que admitir el retorno de los exiliados, también políticos, a Bolivia.

Como servicio a los presos políticos de las dictaduras, y de los familiares de éstos, Amparo y un grupo de trabajo, buscaban permanentemente países que reciban como refugiados políticos a los que por enfermedad, prolongado tiempo de encierro u otros factores les recomendaban que salgan al exilio.

Amparo, asimismo, participó decididamente para que la niña Rutilo, hija de papás desaparecidos —que había sido alojada en un asilo de niños en La Paz por orden del dictador Banzer—, se reúna con su verdadera familia argentina.

Nuestra amiga y compañera participó de la fundación del semanario Aquí, con el P. Espinal, religiosos y religiosas, y periodistas. Ella, también, estuvo integrada a la Asamblea (Directorio) de este periódico, así como fue parte de las reuniones en las que se evaluaba la última edición de Aquí y se planificada el número siguiente de esta publicación. Amparo fue una de las más consecuentes distribuidoras de esta publicación, en la Av. Camacho de La Paz. Aquí —acepten esta yapa— buscó ser un lugar de encuentro y de unidad de los militantes de izquierda y de las organizaciones de éste; asimismo, se propuso como lugar para que la democracia conquistada se amplíe y consolide, y sirva al pueblo, preferentemente. De esa forma Aquí también defendía, propagaba y promocionaba los derechos humanos.

En el último tiempo, gobierno de Juan Evo Morales Ayma, Amparo sigue en la defensa, difusión y promoción cotidiana de los derechos humanos en Bolivia, en medio de las reformas que se agrietan y tiempo en el que se violan los derechos humanos desde organismos del Estado llamado plurinacional y por gobernantes que todavía dicen que impulsan una revolución democrática y cultural, aunque en realidad, en nuestra patria, ahora ocurre un proceso de reformas cada vez más burguesas.

Amparo, en documentos que reflejan investigaciones hechas por gente del pueblo y por defensores de los derechos humanos, denunció que policías dispararon contra los jóvenes Mario Fidel Hernani y David Callizaya, en Caranavi, en mayo de 2010; fue testiga de la represión a los indígenas que defendían el TIPNIS, en Chaparina, en septiembre de 2011; y recogió testimonios sobre la represión a los cocaleros más postergados, en Apolo (octubre de 2013), entre otros acontecimientos luctuosos.

En este último período participó de acciones destinadas a conseguir que se reorganice un comité ejecutivo de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Bolivia (APDHB), con la mayoría de sus miembros en La Paz, entre otras cosas porque ésta es el centro de las vulneraciones de los derechos humanos de los bolivianos más inermes y porque aquí están casi todos los organismos que protagonizan esas violaciones.

Aunque sin el equipo de trabajo que sugirió, María Amparo Carvajal Baños ha sido elegida presidenta de la APDHB, en el XVIII Congreso de esta institución, realizado en Cochabamba, el 2 y 3 de este mes. Congreso complicado, como dijo hace rato el P. Albó.

La vida y la lucha de Amparo merece el reconocimiento del pueblo boliviano y por ello las y los amigas/os y las organizaciones e instituciones que articulan este acto, en el Paraninfo de la UMSA, nos unimos en este fraternal homenaje a nuestra amiga y compañera, cuya lucha apoyamos y compartimos, y cuya vida aplaudimos.

La Paz, 13 de julio de 2016.

Remberto Cárdenas Morales

Presidente de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de La Paz (APDHLP)