María Eugenia se enteró de la amarrada de guatos por Facebook

Tinku verbal

Andrés Gómez Vela*

La Paz, Página Siete, domingo, 27 de septiembre de 2015

El vídeo donde se ve al presidente Evo Morales que ordena, con el dedo índice de su mano izquierda, a uno de los miembros de su seguridad para que le ate el guato de su zapato izquierdo lo vi al filo del mediodía del lunes 24 de agosto en Facebook y luego en YouTube.  Hasta esa hora ya había sido reproducido miles de veces.

María Eugenia, universitaria de 25 años, recibió casi a la misma hora en su chat de Facebook la dirección del enlace donde se podía ver el vídeo con el siguiente mensaje: "Evo Morales… atame los zapatos”. Se lo envió su amigo Félix. Inmediatamente lo abrió y vio el vídeo en su celular inteligente. Ella me contó, días después, que luego de ver dos veces el material, lo primero que hizo fue postearlo en su muro y después lo envió por el WhatsApp a María Cristina, Fernando, Azucena, Julia, Marisol, Raúl y éstos, a su vez, a sus grupos de amigos.

María Eugenia llegó a casa pasadas las 13:00. Casi toda su familia se aprestaba a almorzar. Antes de sentarse en su lugar habitual de la mesa, se acercó a su madre para mostrarle la noticia del día. Mamá no tiene celular inteligente ni cuenta en Facebook, pero la hija menor sí. Luego de ver el vídeo, su madre sugiere mostrarlo a su padre. Hace un click y papá ve el material en tiempo paralelo a otras personas. Servido el almuerzo el vídeo se convierte en el tema de la mesa. Opiniones van, opiniones vienen. 

Hasta ese momento, ningún canal abierto de televisión había difundido el vídeo, tampoco un portal digital conocido, pero la amarrada de guatos ya era parte de la agenda pública. El periódico La Razón, en su edición digital, lo difundió a las 15:40 del mismo lunes.  

En términos del sociólogo francés Patrick Champagné, se había materializado la opinión discursiva con un alto efecto. Esa opinión que nace en espacios nada académicos o elitarios, sino en la base de la sociedad y va de boca de boca en boca, de mesa en mesa, de café en café, de bar en bar, con un efecto del 100%. 

Según datos de la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes (ATT), de los 10,7 millones de personas que habitan Bolivia, 4.981.684 cuentan con acceso a internet, vale decir la mitad. De este total, 4.801.498  tienen conexiones móviles. Una de ellas es María Eugenia.

En cálculos mínimos, al menos una persona de cada familia tiene acceso a internet. Y dado que Facebook es la red social con más usuarios en Bolivia, seguida de YouTube, Twitter y otras redes, la opinión viaja por este soporte con una certeza aristotélica, porque predispone al receptor a tomar como verdadera la opinión de otro debido a que ese otro es alguien que conoce, quien, a su vez, reproduce la opinión de otros conocidos. 

Dicho de otro modo, desde la expansión del internet y las redes sociales, la construcción de la opinión pública rebasó los medios tradicionales (radio, televisión, periódico en soporte papel) con una celeridad que no tienen éstos por la ruptura entre tiempo de consumo y espacio de difusión.

Esta nueva realidad mediática, que además cabalga entre lo privado y público, es muy preocupante para casi todos los gobiernos, sin importar su ideología o tendencia política, porque no pueden controlar las redes sociales como los medios tradicionales, ya sea vía publicidad u otros mecanismos de presión invisibles o frontales. Para controlar las redes tendrían que controlarte a vos o a cada uno de sus usuarios, y eso es absolutamente imposible.

Terminado el almuerzo, María Eugenia había comentado del vídeo, vía Facebook y WhatsApp, no sólo con gente que vive en Bolivia, sino con sus familiares que están por ahora en Argentina y Chile. Por la noche, gran parte de los canales abiertos de televisión aún no había difundido el vídeo, pero ya era parte de la agenda del día de la gente común y corriente.

*Periodista.