A rajatabla
Empezó con aire combativo e independencia política-sindical
Yuri Aguilar Dávalos
Jueves 1 de mayo de 2025
El 1 de mayo de 1952 fue la primera demostración de fuerza de los trabajadores después del derrocamiento de la dictadura militar del Gral. Hugo Ballivián, tras las jornadas de abril pasado, y la victoria de las masas sobre el Ejército de la oligarquía.
El Diario, miécoles 30 de abril de 1952
La creación de la COB
La Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia (CSTB), organización controlada por militantes del Partido de Izquierda Revolucionaria (PIR), ya gozaba de desprestigio por la alianza que hizo con la oligarquía para derrocar al gobierno del My. Gualberto Villarroel (21/07/1946), siguiendo las directrices de Stalin (dictador de la Rusia soviética) que propugnaban la unidad nacional, es decir la alianza de la clase obrera con la burguesía, para luchar “eficazmente” contra el nazifascismo, caracterización que hacían al régimen de Villaroel.
La política de los frentes populares y de la unidad nacional, ideada y dirigida desde el Kremlin, se tradujo en Bolivia en la vergonzosa obsecuencia pirista hacia el imperialismo norteamericano, palpable opresor y explotador foráneo del país, y en el pacto político con la rosca, todo bajo el pretexto de que así se luchaba más eficazmente contra el nazifascismo, presentado como enemigo de la “democracia” burguesa y de la civilización contemporánea. La teoría en sentido de que la vigencia de la revolución democrático-burguesa obliga a la clase obrera o aliarse y someterse a la burguesía nacional y progresista, se convirtió en los hechos, en el contubernio rosca-PIR; la ausencia de una burguesía industrial poderosa no podía menos que conducir a tan triste resultado. (Guillermo Lora. Historia del movimiento obrero boliviano. Tomo 5. p. 9)
La Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) que no se dejó arrastrar por el sindicalismo estalinista y que caminó bajo las banderas de su Programa de lucha aprobado en su congreso extraordinario reunido en Pulacayo, en noviembre de 1946 (Tesis de Pulacayo), convocó a la formación de una organización obrera nacional que hiciera frente al colaboracionismo del PIR y su brazo sindical CSTB con la burguesía.
El 11 de enero de 1947 la FSTMB convocó a la Federación de Trabajadores en Harina, la Federación Nacional de Trabajadores Gráficos y la Unión Sindical de Fábricas de Oruro, organizaciones que coincidieron en formar la Central Obrera Nacional (CON).
“La Central Obrera Nacional en su manifiesto inaugural expresa que se coloca frente ‘aquellos que se dicen ser obreristas y que al haber pactado con la rosca dejaron de ser los representantes de las clases oprimidas’ y rechaza las acusaciones oficialistas y piristas en sentido de que la nueva Central no era más que un puñado de nazi-fascistas.” (Guillermo Lora. Historia del movimiento obrero boliviano. Tomo 5. p. 227)
La victoriosa Revolución de abril sepultó a la CSTB y aunque los trabajadores del país estaban liderados por la organización sindical de los mineros, creyeron que el MNR era su gobierno, lo cual fue amplificado por la propaganda gubernamental que se hacía llamar como gobierno COB-MNR.
Sobre la base de la Central Obrera Nacional, el 17 de abril, a menos de una semana del triunfo de abril, a convocatoria de los mineros sindicalizados se reunieron las principales agrupaciones de trabajadores.
“A invitación de la Federación Sindical de Mineros de Bolivia se hicieron presentes, munidos de sus respectivas credenciales,álos delegados de las siguientes entidades: Federación Sindical de Mineros de Bolivia, Confederación de Trabajadores Fabriles, Confederación Ferroviaria, Federación de Empleados de Bancos y ramas afines, Sindicato Grafico, Empleados de Comercio e Industria, Sindicato de Constructores y Albañiles, Sindicato de Panificadores, Confederación de Campesinos y Federación Agraria los mismo que después de amplia deliberación dieron por fundada la Central Obrera Boliviana.” (El Diario, domingo 20 de abril de 1952)
El Diario, domingo 20 de abril de 1952
Entre las resoluciones de la naciente organización de los trabajadores, además de formar su directorio, dieron su aprobación a que los secretarios ejecutivos de los trabajadores mineros y de los fabriles, Juan Lechín Oquendo y Germán Butrón respectivamente, continúen como ministros de Minas y de Trabajo en el gabinete del MNR dirigido por Víctor Paz Estenssoro. Asimismo, los miembros de la COB se comprometieron a “luchar por la Nacionalización de Minas, Ferrocarriles y Revolución Agraria”; también, por la diversificación industrial y la creación de nuevas fuentes de riqueza “como base fundamental de nuestra soberanía económica y del mejoramiento social, cultural y material de la clase salariada.”
Cabe resaltar que, desde su nacimiento, al menos entre sus intenciones, los dirigentes de la COB resolvieron “mantener la independencia política” en el ámbito nacional e internacional, resolución que no siempre fue cumplida, porque su dirigencia burocratizada, en muchas oportunidades, se sometió a las prebendas de los diferentes gobernantes, desmovilizando así a los trabajadores y traicionando las reivindicaciones laborales.
También, entre sus propósitos estaba pedir al nuevo gobierno “la derogatoria de todas las disposiciones anti-obreras distadas por los Regímenes Monje Gutiérrez, Hertzog, Urriolagoitia y Ballivián,”
Finalmente, este nuevo organismo de los trabajadores se comprometió a defender las conquistas sociales, a promover nuevos beneficios para el proletariado, además de preparar el temario y organización de un Congreso Nacional, donde se debatirían el programa y estatutos de la organización, según informó El Diario.
La preparación de la marcha
La organización de la celebración del 1 de mayo la hace al detalle la nueva organización de los trabajadores, a fin de controlar el desarrollo de ese primer acto de masas propio de la clase obrera. Según señala EL Diario en su edición del 1 de mayo de ese año, la conmemoración del Día del Trabajo no se había realizado hace seis años, es decir el tiempo que duró el Sexenios, desde que fue derrocado el presidente Gualberto Villaroel.
Tras la reunión de Gran Asamblea de la COB realizada el martes 29 de abril, se emitió varias instrucciones para la marcha del Día Mundial del Trabajo, según señala una nota del periódico paceño El Diario (30/04/1952): la víspera, la noche del miércoles 30, en Radio Illimani, debía difundirse “una audición de homenaje a los compañeros caídos en todas las luchas sociales a partir de la inmolación heroica de los mártires de Chicago en 1886”; se fijó como punto de concentración la Av. Montes a partir de la Pza. Pérez Velasco, de donde partiría la marcha a las 9:30 de la mañana, encabezada por la flamante dirigencia de la COB y seguida de los sindicatos que debían asistir con sus estandartes y la insignia nacional, quedando prohibido llevar banderas extranjeras; se recomendó “a los compañeros trabajadores organizados en las milicias obreras, su asistencia armada a la manifestación, bajo el control de los jefes de grupo y de la Comisión de Organización”; “los carteles con consignas se sujetarán exclusivamente a las aprobadas en la Gran Asamblea por la COB”; se determinó que los principales oradores serían: Juan Lechín, Germán Butrón, Edwin Moller y Teodoro Machado, pudiendo luego intervenir otros dirigentes de los sindicatos acreditados.
También citaron a sus afiliados los sindicatos de panaderos, peluqueros y peinadores, de garzones y camareros, maestros, de trabajadores en vidrio, las Sociedades Obreras “El Porvenir”, “Obreros de la Cruz”, de colectiveros, la Federación Obrera Sindical entre otras. En cuanto a los mineros, se dijo, que sería probable la llegada de delegaciones de sindicatos mineros que están del departamento de La Paz.
A medida que se acercaba la fecha, diversas autoridades gubernamentales emitieron mensajes de homenaje a los trabajadores y a quienes lucharon en las jornadas pasadas de abril, entre ellos el presidente Paz Estenssoro señala: “La clase obrera, con clara noción de un destino histórico, ha aportado el más valioso contingente a la dura y sacrificada lucha que el pueblo todo tuvo que sostener estor seis años últimos en procura de su emancipación.”
La Marcha
El jueves 1 de mayo, a las 11 de la mañana, se inició la marcha de los trabajadores e hizo el siguiente recorrido: Pza. Pérez Velasco, C. Comercio, Pza. Murillo, C. Ayacucho, Av. Camacho, C. Loayza, Av. 16 de Julio, El Prado, Pza. del Estudiante para retornar por El Prado, Av. 16 de Julio hasta el Obelisco donde estaba instado un estrado para los oradores. Cuando la marcha pasó por la Pza. Murillo los trabajadores marchistas dieron vítores al presidente Paz Estenssoro, al vicepresidente Hernán Siles Zuazo, a los ministros y a altos dirigentes del MNR, quienes estaban en los balcones el Palacio de Gobierno.
La marcha estaba encabezada por un enorme letrero con la leyenda: NACIONALIZACIÓN DE MINAS Y FERROCARRILES y a continuación estaban los dirigentes de la COB y los trabajadores en sus distintos sindicatos. Entre los carteles que los sindicatos enarbolaron durante la marcha, se destacaron los siguientes: “RESPETO AL FUERO SINDICAL”, MUERTE A LA ROSCA Y AL IMPERIALISMO”. “NO QUEREMOS EJÉRCITO”, “NO SOMOS ENEMIGOS DE LOS RICOS, PERO SOMOS MÁS AMIGOS DE LOS POBRES” (frase del presidente Villarroel), “SALARIO BÁSICO VITAL Y CONTRATO COLECTIVO DE TRABAJO” (consigna de la Tesis de Pulacayo), “LABOR SOCIAL EFECTIVA”, “AUMENTO GENERAL DE SALARIOS”.
El Diario, sábado 3 de mayo de 1952
Además de los sindicatos afiliados a la COB se hicieron presentes delegaciones de la Federación Universitaria Local (FUL) de la Universidad Mayor de San Andrés, Sindicato Gráfico, Federación Obrera Local (FOL), Federación Obrera Sindical, Sindicato Mixto de Sastres y Modistas, Sindicato de Vendedoras de Alcohol de Quemar, Sindicato de Trabajadores en Calzados, Sindicato de Sombrereros, Sindicato de Panificadores. Hay que resaltar que algunas organizaciones llevaron carteles específicos de su sector, como la Unión Sindical de Trabajadores Fabriles (Sindicatos Forno, Said, Friedenbach, Volcán y otros) que llevó un cartel con la leyenda “GLORIA A LOS FABRILES MASACRADOS”; así también la Federación Agraria Departamental (FAD) llevó los carteles “AMNISTÍA PARA NUESTROS COMPAÑEROS CAMPESINOS” y “UNIÓN SINDICAL DE LOS TRABAJADORES CAMPESINOS”.
El primer orador, Germán Butron, señaló que el pueblo debía estar atento para el cumplimiento de la nacionalización de las minas, nacionalización de los ferrocarriles, reforma agraria y reforma educacional, por ser éstos los principales postulados de la organización de los trabajadores; también hizo un llamado al pueblo boliviano para que apoyen al gobierno “en la misma forma en que lo hiciera en la pasada gesta de abril”. Otro dirigente, Teodoro Machicado, señaló que además de la nacionalización de las minas se debía luchar para efectivizar la “distribución de latifundios en el agro boliviano” y que para ello se hallaban en pie de guerra los 200 mil obreros bolivianos.
Llama la atención el discurso radical del principal dirigente de la COB, Juan Lechín, quien primero hizo un homenaje a los combatientes del 9 de abril, a los masacrados de Villa Victoria, a los mártires de Catavi, Potosí y de los campos de María Barzola; luego señaló que había sonado la hora solemne para los trabajadores de Bolivia, porque ellos habían enarbolado su propia bandera, contra la que no pueden los fusiles de la rosca ni las ametralladoras de la oligarquía, pues nada podrá detenerlos en el camino histórico que han emprendido. Siendo Lechín militante del MNR y ministro lanzó+ una advertencia: “…la revolución no ha terminado. Sólo los oportunistas y los burócratas pueden creer que con haber llegado al Palacio Quemado se ha detenido su curso impetuoso. La revolución recién ha empezado (…) Si el Gobierno desea mantenerse en el poder tiene que cumplir su programa de realizaciones inmediatas. Aquí estamos nosotros para exigir, orientar y defender (…) Para todos los trabajadores del país: organización sindical y libertad política. Para el pueblo empobrecido por los especuladores y los negociantes: pan y bienestar económico. Para la rosca y los saboteadores: control de las milicias obreras armadas. Estas son nuestras tareas inmediatas en este grandioso día del trabajador explotado.”
Empieza el retroceso
El radicalismo de Lechín y de la mayoría de los dirigentes de la COB se fue desvaneciendo pronto y empezó la burocratización. Así también, la intención de “mantener la independencia política —nacional e internacional— del nuevo organismo de los trabajadores” quedó en el olvido, pues poco a poco la COB se fue subordinando al MNR, tanto así que al año siguiente, en la marcha del 1 de mayo de 1953, ya no se preparó el estrado para los oradores, sino que éstos lo hicieron desde los balcones del Palacio de Gobierno e incluso el presidente Paz Estenssoro fue el principal orador, también jefe de ese partido.
El Diario, domingo 3 de mayo de 1953
La burocratización también dejó otro sello: el culto a la personalidad. En ese 1 de mayo de 1953, Lechín no pudo asistir a la marcha ni a los actos, porque se dijo que estaba enfermo, pero en lugar suyo se preparó un enorme retrato del dirigente minero, el que encabezó la marcha y recorrió las calles hasta la plaza Murillo. El retroceso de la Revolución y de la COB había empezado…