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La nueva derecha contra la vieja derecha

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Editorial Aquí 345

En estos tiempos electorales se ha acentuado la tipificación de las corrientes ideológicas de los candidatos que competirán en las próximas elecciones y, como es natural, una gran mayoría de la población, sobre todo muchos periodistas, reducen la contienda a una confrontación entre izquierda y derecha.

No resulta difícil identificar al grupo de derecha, es decir a los llamados neoliberales, quienes en el pasado gobernaron para favorecer al capital privado nacional y transnacional, privatizaron empresas estatales, impusieron la libertad de mercado y la flexibilidad laboral, desregularon el sistema de seguridad social. Pero, el otro grupo, el Movimiento al Socialismo (MAS) en todas sus variantes (androniquistas, arcistas, evistas, choquehuanquistas, garcialineristas, evacopistas, etc.) que se auto titulan de izquierda, en el tiempo que ha gobernado desde el año 2006, no ha desmontado la estructura neoliberal heredada; más bien la ha consolidado y han disfrazado sus acciones con discursos radicales. El MAS, por su forma de administrar el Estado, ha favorecido al empresariado nacional y transnacionales, por lo que no puede ser considerado de izquierda; es más bien la nueva derecha: no en vano uno de los objetivos del masismo fue y es establecer el capitalismo andino-amazónico, declaración de Álvaro García Linera, el “ideólogo” y vicepresidente durante 14 años.

Las seudo nacionalizaciones de algunas empresas estratégicas estatales han terminado con indemnizaciones millonarias a las empresas transnacionales que las administraban; el famoso Decreto Supremo 21060 que sentó las bases de las privatizaciones, de la desregulación laboral, del libre mercado, se mantuvo vigente durante el régimen masista aunque lo haya derogado con otro decreto, pues la estructura neoliberal heredada no fue alterada.

No pueden ser de izquierda los que favorecen a medianos y grandes empresarios en sus negocios, no en vano un sector de ellos, los ganaderos, regalaron a Morales un caballo valuado en miles de dólares en agradecimiento (2019 enero); no pueden ser de izquierda quienes mantuvieron la flexibilización laboral y la libre contratación impuesta por gobiernos anteriores, continuando los empleos temporales, precarios y desprotegidos, sin beneficios ni seguridad social, y aumentando más bien la informalidad, factores que favorecen al empresariado; no pueden llamarse de izquierda cuando los cooperativistas mineros —empresarios en realidad— son favorecidos con impuestos mínimos, los que no guardan relación con las altas utilidades que obtienen, además de explotar a miles de asalariados temporales, quienes carecen de seguridad social y laboral; no pueden ser de izquierda quienes favorecen a las transnacionales mineras —primero la japonesa Sumitomo Corporation y ahora la canadiense San Cristobal Mining Inc.— con una tributación irrisoria frente a sus millonarias utilidades, además de tolerar el deterioro al medioambiente que ocasionan, pues su consumo de agua diario (de 30 y 46 millones de litros) es similar y superior al consumo diario de la ciudad de Oruro y poblaciones aledañas (30 millones de litros); no pueden llamarse de izquierda quienes fomentan el avasallamiento y depredación de tierras fiscales y territorios indígenas por los llamados interculturales (antes colonizadores) y cocaleros, quienes además de deforestar el bosque, sobre todo los segundos, en el Chapare y norte cruceño, producen la materia prima de la cocaína; no pueden ser de izquierda quienes no han tomado previsiones para evitar que año tras año se produzcan incendios del bosque (muchas veces provocados) cuya devastación solo favorece a la expansión de la agricultura intensiva controlada por los empresarios agroindustriales e interculturales (colonizadores); no pueden ser de izquierda quienes han reprimido a sectores sociales que solo pedían respeto a sus derechos, como lo hicieron con los indígenas del TIPNIS en Chaparina (2011 septiembre), con las personas con discapacidades (2016 mayo), con los educadores, con los profesionales de salud, entre otros; no pueden llamarse de izquierda quienes han utilizado el discurso de defensa de la Pachamama cuando en realidad han tolerado el deterioro del medioambiente al permitir las quemas “controladas”, la expansión de la frontera agrícola, la contaminación de ríos por la actividad minera salvaje del cooperativismo.

El MAS no es de izquierda. El MAS solo llega a ser un grupo de impostores reformistas y burgueses cuyo proyecto, tras casi dos décadas de gobierno, ha fracasado, pues hoy el país está sumido en una crisis económica, social, jurídica y moral, consecuencia de sus políticas donde campeó la desinstitucionalización, la corrupción, la inmoralidad, además del despilfarro que solo favorecieron a sus jerarcas (los nuevos ricos) y al empresariado tradicional.

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