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“Gracias cubanos por hacerme sentir todos estos días en familia, por hacerme sentir en casa”

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Visita del Papa a Cuba

Muy agradecido se despidió el Papa Francisco de los cubanos. El General de Ejército Raúl Castro lo despidió en el aeropuerto internacional Antonio Maceo de Santiago de Cuba

Autor: Eduardo Palomares Calderón | Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

22 de septiembre de 2015 22:09:33

Foto: Estudios Revolución

SANTIAGO DE CUBA.- Un agradecimiento a todos los cubanos por haberlo hecho sentir todos estos días en familia, por haberlo hecho sentir como en casa, transmitió el Papa Francisco desde esta ciudad, donde al término de su visita a Cuba fue despedido por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, en el aeropuerto internacional Antonio Maceo.

El primer saludo de la memorable jornada entre ambos, tuvo lugar temprano en la mañana en la Basílica Menor del Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, a donde, como lo había hecho durante las dos primeras en La Habana y Holguín, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros asistió a la tercera misa oficiada en Cuba por el Jefe de Estado del Vaticano.

Cumpliendo el anhelo expresado en el mensaje enviado con motivo de este viaje, “como un peregrino más, como un hijo que está deseoso de llegar a la casa de la madre”, se dirigió Su Santidad a la Virgen, en palabras que hubiesen bastado para despertar el respeto y cariño que a lo largo de estos cuatro días recibiera.

“La Patria cubana —dijo— nació y creció al calor de la devoción de la Virgen de la Caridad. ‘Ella ha dado una forma propia y especial al alma cubana’ —escribían los obispos de estas tierras— suscitando los mejores ideales de amor a Dios, a la familia y a la patria en el corazón de los cubanos”.

“Como María —añadió más adelante—, queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad. (…) Como María, queremos ser una Iglesia que sepa acompañar todas las situaciones ‘embarazosas’ de nuestra gente, comprometidos con la vida, la cultura, la sociedad, no borrándonos, sino caminando con nuestros hermanos”.

En agradecimiento, compartido sin duda por la mayoría de los cubanos dentro y fuera del archipiélago, el Arzobispo de Santiago de Cuba, Monseñor Dionisio García Ibáñez, dio las gracias por la oración del Sumo Pontífice a la Virgen “en nombre de la Iglesia que está en Cu­ba y de los cubanos que la veneramos como Madre y Patrona”.

“Es también para nosotros motivo de gozo, Santo Padre, que con esta misa que usted ha presidido haya quedado inaugurado el Año Jubilar Mariano con motivo de los 100 años de la proclamación de la Virgen de la Caridad como Patrona de Cuba, por el Papa Benedicto XV, a petición de los mambises y de nuestro pueblo. Este Año Jubilar concluirá el 24 de septiembre de 2016”, destacó.

Foto: Estudios Revolución

Una copia del histórico documento enviado por veteranos de la Guerra de Independencia a Benedicto XV, le fue entregada por dos niños al papa Francisco, poco antes de que al recorrer la Plaza Mariana que circunda el Santuario volviera a saludar a Raúl y otros dirigentes de nuestro país, así como a creyentes y no creyentes congregados en los exteriores.

Con mayor intensidad que el cálido recibimiento tributado a su llegada la víspera, Su Santidad fue saludado durante el trayecto que separa a El Cobre del entronque de Melgarejo en la Carretera Central, y aún más durante el recorrido por esta ciudad de medio millón de habitantes, que prácticamente desbordó las vías tomadas por el vehículo papal.

Sitios tan significativos como hospitales maternos, oncológico, infantil y el clínico quirúrgico provincial Saturnino Lora, como el otrora Cuartel Moncada asaltado por la Generación del Centenario encabezada por Fidel, los bustos de los generales santiagueros de la Guerra de Independencia y la emblemática Plaza de Marte, incluyó el trayecto hasta el céntrico Parque Céspedes.

Visiblemente impresionado penetró el Obispo de Roma en la totalmente restaurada Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba, para sostener un memorable encuentro con familias cubanas, donde como en otros sitios visitados fueron los niños los máximos protagonistas del emotivo momento.

El Sumo Pontífice disertó sobre los valores de la familia y el hogar, el cuidado de los ancianos, la formación de niños y jóvenes, y el especial sentido de la maternidad, con un magisterio en sus palabras que las convierten en lecciones de las cuales ninguna generación puede prescindir.

La familia no es un problema. Sin familias, sin el calor del hogar comienzan a faltar redes. La familia es escuela de humanidad, es una bendición, definió, momentos antes de dirigirse al atrio de la Catedral para bendecir a la ciudad por sus recién cumplidos 500 años de existencia.

“Quisiera decir unas palabras de esperanza —dijo a los santiagueros y santiagueras presentes en el Parque Céspedes—. Los abuelos son nuestra memoria viva. Los niños y los jóvenes, son la fuerza de un pueblo. Un pueblo que cuida a sus abuelos, y que cuida a sus niños y a sus jóvenes, tiene el triunfo asegurado”.

Como culminación de la intensa carga de emociones, a lo largo de los casi siete kilómetros que se­paran la Iglesia del aeropuerto, Su Santidad recibió tan cálida despedida que tal vez haya sido la causante de la llovizna regalada en la tarde.

En la losa de la terminal aérea aguardaba la llegada de la comitiva papal el General de Ejército Raúl Castro, junto al primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel; el presidente del Parlamento cubano, Esteban Lazo; el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, y el his­toriador de La Habana, Eusebio Leal.

El adelanto a la hora fijada para la partida hacia la capital de los Estados Unidos de Norteamérica, propició en el salón de protocolo un ameno intercambio, hasta que poco antes del mediodía Raúl y el papa Francisco se despidieran con un estrechón de manos y muestras de simpatía y agradecimiento al pie de la escalerilla de la aeronave.

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