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Israel y la AP de Mahmud Abbas unen sus fuerzas contra las protestas palestinas

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El dirigente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, ha requerido a los palestinos que eviten una “escalada” con Israel en unas declaraciones que, de momento, confirman que él seguirá en su papel de subcontratista de la ocupación.

Dolientes palestinos oran por el cuerpo de Huthayfa Othman Suleiman en Balaa pueblo cerca de la ciudad cisjordana de Tulkarem, el 5 de octubre. El adolescente fue baleado por fuerzas israelíes durante los enfrentamientos la noche anterior.

 Foto: Nedal Eshtayah, ActiveStills

“No queremos una escalada militar o de seguridad entre nosotros y ellos”, afirmó Abbas en una reunión del comité ejecutivo de la OLP celebrada el martes pasado en Ramala. “Todas nuestras instrucciones a nuestros cuerpos de seguridad, a las organizaciones, a los jóvenes y a la gente son que no queremos una escalada sino defendernos”.

Cientos de palestinos han resultado heridos por munición real, balas de acero cubiertas de goma y otras armas israelíes durante las protestas contra la ocupación en las ciudades y pueblos cisjordanos de los últimos días. Los colonos han llevado a cabo ataques generalizados contra los palestinos y sus propiedades en toda Cisjordania.

El lunes, las fuerzas israelíes mataron a tiros con un rifle Ruger a Abdulrahman Obeidalá, de 13 años, en el campamento de refugiados de Aida, cerca de Belén. Israel ha autorizado recientemente el uso generalizado de fusiles de calibre 0.22, de fabricación estadounidense, alegando que son menos letales que la munición más pesada.

Las declaraciones de Abbas se han producido después de que un ministro del Gobierno israelí amenazase con que si las protestas palestinas contra la ocupación continúan, Israel podría atacar y arrasar ciudades de Cisjordania como lo ha venido haciendo en Gaza en los últimos años. El ministro de Transporte, Yisrael Katz,  ha advertido de que Israel podría lanzar una nueva “Operación Escudo Defensivo”, en referencia al ataque masivo de Israel en 2002 en el que murieron 500 palestinos y que destruyó importantes áreas de las ciudades cisjordanas de Yenín, Nablús y Ramala.

Castigo colectivo

Hoy en día en Israel el sentimiento anti-palestino es tan intenso —es frecuente escuchar turbas que gritan “muerte a los árabes”— que el primer ministro Benjamin Netanyahu tiene que hacer frente a las protestas por no ser lo suficientemente duro contra el “terrorismo” palestino. Para apaciguar a sus críticos, Netanyahu promete ataques aún más duros contra los palestinos, en especial contra la asediada población de Jerusalén. Como avance, sus fuerzas han demolido las viviendas familiares de dos palestinos acusados de atacar a judíos, y ha precintado parcialmente otra. Se trata de una forma de castigo colectivo que viola el derecho internacional.

La casa parcialmente precintada pertenece a la familia de Mutaz Hiyazi, el palestino que Israel ejecutó extrajudicialmente por disparar y herir presuntamente al extremista judío Yehuda Glick hace un año.

Los miembros de las familias de judíos que matan palestinos jamás son sometidos a este tipo de castigo por parte de Israel. De hecho, a los judíos que matan palestinos se les concede por lo general la impunidad.

Coordinación”

En esta atmósfera en la que la brutalidad de Israel se impone únicamente para reclamar más víctimas palestinas —y probablemente para provocar como respuesta más actos individuales de violencia por parte de palestinos— el llamamiento de Abbas a la calma puede considerase como muy racional.

Nadie que recuerde la “Operación Escudo Defensivo” o que observe la situación de Gaza puede tener ninguna duda de que Israel está listo, dispuesto y es capaz de asesinar a cientos o incluso miles de palestinos con el fin de acabar con la resistencia a su dominación. Pero hay una diferencia entre saber elegir las tácticas correctas para protestar y resistir, y oponerse a toda resistencia e incluso colaborar con la ocupación.

El lunes, Israel detuvo a cinco palestinos de la zona de Nablús acusándoles de perpetrar el asesinato de dos colonos israelíes en ese área el pasado jueves. Eitam y Naama Henkin fueron asesinados a tiros en su coche (sus cuatro hijos resultaron ilesos) por asaltantes que escaparon sin ser vistos por testigos. Las detenciones se produjeron con notable rapidez, si consideramos que más de dos meses después de que colonos israelíes quemaran hasta la muerte a la familia Dawabsha en la aldea de Dura, Israel todavía no ha hecho ninguna detención y puede que incluso esté protegiendo a los asesinos.

La policía secreta israelí, el Shin Bet, famosa por su recurso frecuente a la tortura, afirma que los hombres admitieron el ataque en la sesión de interrogatorio.

Israel sostiene que los cinco palestinos son miembros de Hamas. El portavoz del movimiento en Cisjordania, Husam Badran, acusó a la AP de complicidad en las detenciones.

Según informaciones de medios locales, Badran declaró que uno de los detenidos, Karam al-Masri, fue interrogado en el hospital por miembros de la seguridad de la AP pocas horas antes de que agentes secretos israelíes lo secuestraran de su cama hospitalaria. Badran calificó este tipo de coordinación con Israel en temas de seguridad como una “traición a la patria”. Abbas, por el contrario, considera que mantener la cooperación de sus aparatos de seguridad con Israel es una cuestión “sagrada”.

Probablemente los comentarios de asesores directos de Abbas culpando a Hamas por la reciente escalada aumentan la sospecha de que la AP está utilizando los sucesos de estos días en favor de su determinación de erradicar al rival movimiento Hamas de Cisjordania. Según las informaciones, “altos funcionarios de defensa” israelíes se reunieron con sus homólogos de la AP el martes pasado para coordinar sus respuestas a las protestas palestinas. Los analistas israelíes consideran que Netanyahu está intentando evitar un asalto importante en Cisjordania, no por misericordia hacia los palestinos, sino porque los dirigentes israelíes temen que pueda provocar el colapso de la siempre fiable AP.

Fin del apartheid

Los jóvenes palestinos no salen a enfrentarse a las armas israelíes porque Abbas les ordene hacerlo, y no dejan de hacerlo cuando les ruega que se queden en casa. Los palestinos responden a la escalada de violencia y a la brutalidad de la ocupación, a la confiscación implacable de sus tierras y al hecho de que a millones de ellos se les prohóba acceder a Jerusalén.

En la implacable y sistemática violencia israelí está la raíz de los ocasionales brotes, espectaculares y brutales, que en estos días se han cobrado las vidas de israelíes y palestinos. Abbas puede llamar a la calma pero no ofrece a los palestinos ninguna otra forma de resistencia o movilización, solamente la capitulación. Incluso se opone al movimiento del Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel (BDS).

Pero la única manera de evitar más derramamiento de sangre, que ningún ser humano decente puede desear, es que Israel ponga fin a su violento control de millones de palestinos. Seguir con negociaciones interminables y suplicar a los más acérrimos partidarios financieros de Israel y a quienes le arman en Washington y en Bruselas que muestren un poco de misericordia hacia Abbas ofreciéndole algunas migajas no conducirá a la libertad.

Frente al poder avasallador de Israel y al apoyo que recibe de gobiernos cómplices, a los palestinos no les quedan muchas opciones. Pero el BDS sigue siendo la más eficaz y urgente combinación de tácticas que los partidarios de la paz y la justicia en todo el mundo pueden utilizar para contribuir a que el final del régimen de apartheid, colonialismo y ocupación de Israel pueda estar más cerca.

Fuente original: Israel, Mahmoud Abbas join forces against Palestinian protests

Fuente: Ali Abunimah, The Electronic Intifada / Rebelión (Traducción para Rebelión de Loles Oliván Hijós.

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