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Golpe del 21 de agosto de 1971

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tribuna

Carlos Toranzo Roca*

Miércoles, 21 de agosto de 2019 

Pasan 48 años del golpe de Estado militar encabezado por el coronel Hugo Banzer, acto que significó decenas o centenas de asesinatos de jóvenes que deseaban vivir en libertad en un país democrático, sin que se les limite su libertad de expresión y de pensamiento.

 

Las FFAA con Banzer dieron el golpe, sí, esas mismas que hoy cogobiernan con Evo Morales, esas cuya historia ha sido dominantemente conservadora, esas que masacraron a los mineros en San Juan en 1967, pero que hoy gritan Patria o Muerte en los cuarteles; lo hacen porque han sido cooptadas, compradas vergonzosamente por un régimen corrupto que las tiene dominadas con prebendas. 

La conspiración contra el gobierno de Torres, contra la Asamblea Popular, fue orquestada en buena medida por parte importante de los empresarios cruceños, de esos que deseaban que los “rojos” pasen a mejor vida. Curiosamente, esos mismos empresarios son ahora los principales aliados del proceso de cambio, son ellos quienes cogobiernan con Evo Morales. 

Durante la dictadura banzerista los empresarios cruceños fueron favorecidos con centenas de créditos del Banco Agrícola para producir algodón, cuando en realidad sólo produjeron deudas que jamás fueron pagadas al Estado. Hoy, Evo Morales da granjerías a los empresarios cruceños, olvida la función económica y social de la tierra, expande la frontera agrícola para producir más soya, derrumbando zonas forestales, atacando al medioambiente; el Gobierno les regala la producción de biocombustibles. El cogobierno MAS-empresarios cruceños apunta a un nuevo gobierno de Morales, por eso poseen su candidato, –¿de oposición?– para evitar que la oposición real gane al MAS.

Los tiempos de la dictadura banzerista fueron negros, con miles de exiliados, paradójicamente hoy hay más de 500 exiliados, de esos que fueron amenazados o enjuiciados por el gobierno. Banzer encarceló a miles de bolivianos, algunos murieron en prisión, como Roberto Alvarado; yo mismo vi en la prisión de Viacha cómo le negaron socorro y murió junto a nosotros en la celda, sin que los represores respondan a nuestros gritos de auxilio. 

También ahora hay encarcelados por el solo hecho de oponerse al régimen, por discrepar de él; la muerte de Bakovic fue inducida por la represión de este régimen. Muchos militantes del ELN fueron ejecutados por la dictadura banzerista, pero hace pocos años, durante este gobierno, también hubo ejecuciones extrajudiciales en el Hotel de las Américas, también fue muy negra la actuación del gobierno en Porvenir, en Pando.

Durante la dictadura banzerista no se podía hablar. En los cafés se miraba alrededor para saber quién estaba para emitir criterios sobre el gobierno; hoy miramos a quienes nos oyen y nos observan, pues hay miedo del poder. En las oficinas públicas, durante la dictadura no se podía decir nada contra el régimen, pues se tenía el peligro de perder el puesto. ¿Y hoy se puede hablar con libertad?

El 21 de agosto de 1971 la dictadura hirió de bala a mi hermano Julio y lo asesinó con un tiro de gracia en el Hospital Militar, la madrugada del día siguiente. Yo pasé casi un año en prisión por mis ideas antidictadura, los represores no me dejaron salir a la clínica cuando nació mi hija Gabriela; mi esposa Martha fue echada de su trabajo en el Estado, su pecado fue el haberse casado conmigo. 

Nunca he militado en ningún partido político, pero siempre estuve y estoy del lado de la inclusión social, pero, ante todo, de las libertades democráticas. Valoro la libertad de pensamiento, la libertad de prensa y de expresión. La historia me enseñó que antes las dictaduras venían montadas en golpes de Estado encabezados por militares, pero ahora sé que las dictaduras no precisan eso, vienen de la mano de la desinstitucionalización, de la pérdida de los pesos y contrapesos democráticos, se basan en el dominio del Poder Ejecutivo sobre el Poder Judicial, Poder Legislativo y Poder Electoral, se fundan en el poder omnímodo del caudillo que es la única institución.

Julio, pasan 48 años de tu asesinato, te extraño mucho, sufro aún por tu ausencia. No tengo odio por quienes te asesinaron, pues el odio mata el sentimiento, pero no olvido la historia, la tengo presente cada día. Julio, también hoy hay nubarrones negros que presagian el tránsito del autoritarismo a una probable dictadura. Pero, como antes, estaremos siempre defendiendo la democracia.

*Economista.

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