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Prorroguismo de Juntos versus acciones violentas del MAS

Editorial de Aquí 314

Prorroguismo de Juntos versus acciones violentas del MAS

Los juntistas y los masistas, las últimas semanas, ocupan el campo político en una confrontación política y electoral, cada vez más evidente y desde ambos bloques también se difunden mentiras y ambos simulan con frecuencia.

Los juntistas, con la Presidenta-Candidata en el centro del escenario, hacen campaña electoral con recursos públicos, desde que Jeanine Áñez Chávez “aceptó” postular al cargo que ocupa constitucionalmente, es cierto. Postulación aquella que consideramos equivocada, aunque los intereses que está llamada a representar y a defender son mucho más fuertes que las formas decorosas en política.

Dentro de la campaña para vencer al coronavirus, los juntistas desarrollan una campaña electoral todos los días, a pesar de que algunas de esas movidas electoralistas le salen mal a la Presidenta interina, como cuando fracasó al entregar, a varios hospitales, los respiradores no convencionales, que no se utilizan y que fueron comprados con sobreprecio, hasta donde se conoce.

La condecoración de la Policía Boliviana a la Presidenta-Candidata es otra ceremonia para la propaganda electoral en su favor, parecida a las distinciones que masistas y sus amigos conseguían para el Jefazo.

La propaganda sobre los bonos, llamados sociales, que los oficialistas dicen que se pagan gracias a la sensibilidad de Áñez Chávez es, también parte de la propaganda electoral de la inquilina del Palacio Quemado y de la Casa Grande del Pueblo.

Los avisos publicitarios del Ministerio de la Presidencia, se asemejan a la propaganda de Morales, quizá menos caros, realizados sin imaginación, con miras electorales y con una dosis de mentiras.

Todos los días, cada rato, los juntistas avisan y recuerdan que los gobernantes luchan contra el coronavirus y por la salud y la vida de los bolivianos.

Cabe decir que ésa es una obligación ineludible de los gobernantes y un derecho fundamental de los habitantes de esta tierra, por mandato de la Constitución.

Esa gigantesca tarea no la quiso ni la quiere compartir la Presidenta-Candidata, no obstante de que el candidato a la Presidencia del país de la Comunidad Ciudadana (CC) le pidió, a la primera mandataria, que convoque a un diálogo nacional con políticos, empresarios y sindicalistas para concertar tareas para desarrollar dentro de la campaña antipandemia, sobre medidas económicas anticrisis y acerca de las elecciones.

Jeanine Áñez no quiere dividir honores de aquella campaña, honores que están lejos de ocultar los reveses a los gobernantes debido a que aumentan los infectados y los muertos por coronavirus.

Para el balance que tiene que hacerse hay que anotar las fallas de los gobernantes en la campaña anticoronavirus: entregaron y entregan tarde laboratorios, reactivos, ropa de bioseguridad, respiradores y otros equipos médicos imprescindibles; de yapa el dinero para los municipios, destinado para enfrentar la pandemia, llegará como con cuenta gotas a las cajas de las alcaldías, debido a una gestión deficiente de los gobernantes.

Los últimos días, la Presidenta-Candidata se negó a promulgar la ley de convocatoria a elecciones para el 6 de septiembre, alegando que primero está la salud y la vida de los bolivianos y que después están la política y las elecciones.

La renuencia presidencial a la promulgación de aquella ley se agravó porque la Presidenta-Candidata pidió, a la Presidenta del Senado, un informe con apoyo científico que establezca que el 6 de septiembre se contará con las condiciones sanitarias adecuadas para que los electores no sean contaminados con el virus mortal.

Los principales actores políticos han dicho que en primer lugar está la salud y la vida de los bolivianos y que, por tanto, se suspenderían otra vez las elecciones si aumentan las contaminaciones y los decesos ocasionados por la pandemia.

Después de esa maniobra, la Presidenta-Candidata promulgó la ley de convocatoria a las elecciones y declaró que para ello fue presionada por partidos políticos, y candidatos, y no por mandato de la Constitución, como debió ser.

Esa promulgación llega luego de ponerse en evidencia el propósito prorroguista de los gobernantes.

Agregamos dos preguntas: Jeanine Áñez ¿quería que hablen de ella mal o bien, pero que hablen de ella? En eso ¿también quiso parecerse a otros políticos del sistema?

Los gobernantes buscan que los bolivianos creamos que ellos postergan la actividad política   electoral porque están salvando vidas, mientras otros se ocupan de la política y de las elecciones y así muestran que no les importa ni salud ni la vida de los bolivianos.

Los juntistas hacen aquella afirmación a pesar de que son ellos los que aprovechan toda ocasión para ejercer la política y como parte de esta actividad, hacen campaña electoral para conseguir votos para la Presidenta-Candidata que, además, se concede tiempo y espacio para servir a los empresarios, especialmente de Santa Cruz, con un plan para reactivar la agricultura de la región oriental.

Probablemente porque se considera una ventaja para los empresarios cruceños ese anunciado plan, el Presidente de la Federación de Empresarios Privados de Cochabamba, ha propuesto que los cochabambinos elaboren un plan económico para el departamento del centro de Bolivia.

El servicio de Áñez a los empresarios, con aquel plan para los agroindustriales cruceños se inserta a la aceleración del trámite para el cultivo de semillas transgénicas de soya, caña de azúcar, maíz y algodón, autorizado mediante decreto supremo, instrumento que contradice la Constitución, que ya fue modificada por los masistas y sus aliados, puesto que en la Ley Fundamental, aprobada por los constituyentes, se prohibía la producción, importación y comercialización de transgénicos, y en el texto constitucional en vigencia esas operaciones sobre transgénicos serán posibles en Bolivia por mandato de una ley.

Dirigentes sindicales fabriles informan que los gobernantes nada hacen para evitar que los empresarios rebajen salarios y despidan trabajadores. Tan grave parece esa denuncia que un exdirigente sindical fabril aseguró que si los gobernantes no hacen cumplir la estabilidad laboral, es mejor que acabe el mandato de Áñez, para lo que los fabriles se movilizarían, con los asalariados mineros que amenazaron con un alzamiento si la Presidenta-Candidata no promulga la ley citada de convocatoria a elecciones.

Al parecer, los juntistas no ven ni escuchan que cada vez más bolivianos criticamos las deficiencias de los gobernantes mostradas durante la campaña anticoronavirus, incluidos los denunciados actos de corrupción.

Nosotros creemos que el aporte de la inmensa mayoría de los bolivianos para vencer al coronavirus, junto al rol de los médicos y enfermeras/ros es decisivo, tanto que por eso hay menos infectados y menos muertos por el coronavirus.

Voceros de los ahora oficialistas, como parte de su campaña electoral, afirman que le va bien a la Presidenta Candidata y que los reveses que recibe son de escasa significación. Al mismo tiempo, destacan la valentía de Áñez para tomar decisiones y que Carlos D. Mesa Gisbert, no sabe decidir. Los juntistas, como un componente de su propaganda electoral, dicen que la mayoría de los bolivianos estamos unidos en la campaña contra el coronavirus, con lo que sugieren que la mayoría de los bolivianos estamos unidos con la Presidenta-Candidata.

Sin embargo, según una encuesta la Presidenta-Candidata sería respaldada por menos electores que Arce y Mesa, ese factor posiblemente lleve a los juntistas a intensificar su campaña electoral, pero son los electores los que, como van las cosas, parece que le negarán más apoyo a la candidata de los juntistas.

Los masistas, como parte de su campaña tratan de hacernos creer que ganarán las elecciones en la primera vuelta.

Esa afirmación masista es uno de los mensajes propagandísticos para afirmar a sus electores y para reclutar más votantes que se sumen a la tercera parte de los bolivianos que son el respaldo para el binomio Arce-Choquehuanca.

A ese potencial electoral del MAS, los dirigentes masistas podrían tramar, dijimos antes y reiteramos ahora, una votación fraudulenta, mediante la compra directa e indirecta de votos, con la anotación de más votos que los emitidos para los candidatos masistas allí donde no haya control de otros partidos, con la votación repetida con los carnet de identidad regalados durante los gobiernos de Morales y con el llamado voto comunitario, es decir, con la votación obligada de los campesinos, los que supondrían que así defienden sus votos.

Las acciones violentas de los masistas o las que éstos apoyan o miran con satisfacción, son parte de la campaña electoral de los que gobernaron o apoyaron a Morales-García los últimos 14 años.

Señalamos las acciones violentas de los masistas y de sus amigos ocurridas los últimos días, porque en otro editorial como éste ya opinamos.

—Los masistas y/o sus amigos han hecho explotar antenas con la mentira de que una tecnología más avanzada que la que ahora se utiliza en Bolivia, la “5G”, para las redes sociales, hace daño a la salud de las personas y que incluso transmitiría el coronavirus. Expertos han informado que la tecnología 5G, para internet, no se utiliza en Bolivia.

Otro entendido en cuestiones de seguridad señaló que la actual administración de Estados Unidos difunde que el 5G es dañino a la salud para desacreditarlo porque actualmente se fabrica en China y los empresarios de ese país hacen plata de lo lindo, como dicen los tarijeños. Este dato quizá desconocen los masistas, pues, dudamos de que con sus atentados pretendan perjudicar a la industria china.

Con esas acciones violentas, a las que otros definen como terroristas, los masistas y/o sus amigos pretenden meter miedo, desorganizar, desunir y entregar material para que se hable, aunque sea mal de ellos y de sus amigos y aliados.

Nosotros recogimos información sobre alianzas de cocaleros y narcotraficantes desde que unos y otros invadieron el TIPNIS y se establecieron en el actual Polígono Siete.

Esa invasión de cocaleros y narcotraficantes al TIPNIS, ocurrió después de la primera marcha indígena “Por el territorio y la dignidad”, en 1990.

Viven marchistas indígenas que pueden contar, apoyados en la vivencia que conservan, ese proceso de cambio de parte del TIPNIS a zona cocalera y cocainera, ahora Polígono Siete.

La primera marcha indígena consiguió que mediante un decreto supremo se divida la zona cocalera y cocainera del TIPNIS, con una imaginaria línea roja. Los cocaleros del Chapare y los dirigentes, entre ellos, Juan Evo Morales Ayma, dijeron que respetarían esa demarcación imaginaria.

—El ultraje a periodistas en la localidad de Entre Ríos consiguió intimidar a los trabajadores de medios de difusión, según confesión de los amenazados de muerte.

Ese mensaje intimidatorio se propaga ampliamente.

Esa agresión a los periodistas, además, mostró que en lugares como Entre Ríos, entre otros, mandan los cocaleros. Y sobre la pandemia en el Chapare y sobre la posible o real alianza de los cocaleros con los narcotraficantes, mejor que se conozca nada, como se nota que es el propósito de los chapareños.

Con la acción violenta que afectó y afecta a los periodistas, además, allí se impuso una censura de prensa y algo peor, la autocensura, las medias verdades. Entre Ríos, por horas, fue un escenario en el que se intentó matar a la verdad.

Sobre el mal manejo o manipulación de la noticia señalamos como ejemplo que la televisora estatal de Venezuela difundió, hace días, que murieron seis personas en la puerta de igual número de hospitales, lo que es una verdad a medias, porque aquel medio de difusión no dijo que un ciudadano murió por coronavirus en una calle de Shinahota, en el Chapare, una localidad que otrora fue, y quizá siga siendo, uno de los centros de producción de cocaína.

Callar es lo mismo que mentir, dejó dicho Espinal con letras de fuego.

¿Por qué callar la muerte de aquel compatriota en la chapareña Shinahota?

—Pobladores de Yapacaní, una ciudad intermedia de inmigrantes, hace días, otra vez han obligado a salir de allí a policías, como hace poco. Se trata de uniformados verde olivo no de civiles. Otra vez el mensaje que se difunde, para Bolivia y el mundo, es que aquella población rechazó abusos policiales, los que ningún boliviano sensato aprueba, pero queda también que los yapacaneños se hacen respetar, incluso por los policías.

San Germán, cerca de Yapacaní, es una localidad en la que operan narcotraficantes desde la gestión del gobierno de Morales o desde antes.

¿Qué relación tendrán los envalentonados yapacaneños con los probables narcotraficantes de la vecina población San Germán?

Reiteramos que los masistas y/o sus amigos mienten constantemente, como aconseja un exDirector de la CIA, citamos a ese agente yanqui: Nieguen los cargos de los que sean culpados y atribuyan esos cargos a los mismos que los culparon a ustedes. Eso hacen los masistas con frecuencia

Resulta difícil y hasta imposible afirmar que las acciones violentas de los masistas les concedan más votos para sus candidatos, pero los réditos políticos los cosechan los masistas, hablen mal o bien de ellos.

Apoyados en este texto, sostenemos que los juntistas impulsan, con aciertos y desaciertos, la campaña para vencer al coronavirus, en la que buscan apoyo electoral para la Presidenta-Candidata.

Los masistas, para fortalecer a sus electores y reclutar a otros, despliegan acciones violentas, como ejercicio de la política y para sumar votos para sus candidatos Arce-Choquehuanca.

Sin embargo, esperamos que los electores voten por sus intereses legales y legítimos, como ocurrió en esta patria afectada, también, por el coronavirus, pandemia en medio de la que transita la política y las campañas electorales, las que son actividades inevitables.

Arrecia lucha por el poder político en Bolivia en medio del coronavirus

Editorial de Aquí 213

Arrecia lucha por el poder político en Bolivia en medio del coronavirus

Dentro de la campaña contra el coronavirus en el país, la lucha por el poder político transcurre entre silenciosa y tumultuosa

Nos referimos a la lucha de las principales partidos, frentes y plataformas ciudadanas.

—Los integrantes de Juntos no aparecen con su sigla, pero son los que ejercen la política y realizan campaña electoral todos los días, mientras dicen que están ocupados de la defensa de la salud y de la vida de los bolivianos, que es como presentan la participación suya en la campaña para contener y vencer al coronavirus.

Esa afirmación de los actuales oficialistas tiene lugar ahora que, cada vez más, gobernaciones y alcaldías juegan un rol cada vez más protagónico en aquella campaña contra el virus mortal, incluso con una menor cantidad de dinero que se agota, como se quejan varios de sus voceros, aunque los gobernantes transitorios siguen en el centro del escenario anticoronavirus y, por tanto, son los que siguen como dirigentes de aquella campaña, rol que legal y constitucionalmente deben cumplir so pena de procesos si incumplen esas tareas que, ciertamente, se añadieron al encargo de pacificar el país y de asegurar la realización de nuevas elecciones, después de ser anuladas las del 20 de octubre del año pasado, debido al fraude para beneficiar a Evo Morales y Álvaro García.

Los gobernantes transitorios y, especialmente la Presidenta-Candidata, los últimos días recurren a una especie de simulación: manifestaron su acuerdo para que el primer domingo de septiembre próximo se realicen las elecciones y luego que fue aprobada la ley que convoca a esos comicios, la Presidenta-Candidata, mediante una carta, pregunta a la Presidenta del Senado, si cuenta con un informe epidemiológico que sugiera al menos que los votantes no correrán riesgos cuando asistan a votar. Sólo cuando la Presidenta-Candidata lea ese informe promulgará la ley de convocatoria a las elecciones.

Cuando alguien afirma que la Presidenta-Candidata quiere quedarse más tiempo en el cargo interino, los de Juntos responden que primero hay que atender la salud de los bolivianos y luego debemos ocuparnos de las elecciones, añaden.

Sin embargo, en la última ley de convocatoria a elecciones hay una norma que dispone que si médicos, científicos y organismos como la OMS y la OPS, establecen la inconveniencia de que la consulta electoral boliviana sea en septiembre, deben postergarse otra vez las elecciones.

Por su parte, la Presidenta-Candidata y los gobernantes tratan de hacernos creer que ellos no quieren quedarse en el gobierno más tiempo del que la campaña anticoronavirus consiga contener las infecciones y las muertes: esto es aplanar la curva de la pandemia en nuestro país, tal como explican expertos.

Los gobernantes y los de Juntos advierten que mientras más tiempo encabecen la campaña antipandemia en Bolivia, más posibilidades se abren de que sumen votos en su favor.

No obstante, los gobernantes y los de Juntos no tendrían que olvidar que los desaciertos suyos en esta campaña podrían convertirse en reveses electorales en su contra, es decir, en menos votos para ellos.

Gobernantes interinos y Juntos protagonizan la campaña anticoronavirus, cada día que pasa con más sombras que con luces, pero hasta aquí ellos creen que avanzan positivamente en su lucha por el poder político o por mantenerse en él.

—Los masistas, con sus acciones violentas, sobre todo, están en campaña electoral y simultáneamente ponen en movimiento a una masa de votantes que, según ellos, son la tercera parte de los bolivianos, cifra nada despreciable, pero insuficiente para ganar las elecciones en la primera vuelta, como ellos aspiran.

El ultraje de los masistas y cocaleros a periodistas de Santa Cruz, en la localidad de Entre Ríos (Chapare), buscarían ocultar la realidad de infectados y muertos por el coronavirus, impedir la difusión de posibles evidencias de la producción de coca y quizá pistas del destino real de esta hoja y de la cocaína, y mostrar que allí y en todo el Chapare los que mandan, sin compartir ese poder, son los cocaleros y los masistas.

El accionar de cocaleros y masistas en aquella población chapareña (Entre Ríos), además, sirvió para meter miedo a los periodistas y vaya a saberse a cuántos bolivianos más.

El terrorismo, con frecuencia, consigue atemorizar, desunir, desorganizar… Es probable que los que derribaron una instalación eléctrica, cerca de Kara Kara (Cochabamba) buscaron aquellos objetivos, accionar ocurrido en ocasión del último bloqueo de pobladores al ingreso del botadero municipal de la ciudad del valle. La autoría de ese episodio terrorista se atribuye a militantes del MAS.

En La Asunta (norte de La Paz) cocaleros, acaso masistas, y otros partidarios, no cocaleros, del asilado en Argentina, utilizaron como pretexto la muerte de una persona, quizá con coronavirus, y agredieron a los médicos, a los que se culpa de haber llevado el virus a esa localidad de los Yungas paceños.

Los médicos que trabajan en La Paz han resuelto la salida de La Asunta del personal de salud agredido, hasta que se garantice que los profesionales no serán hostigados en el hospital ni en su residencia.

Esos desmanes de los cocaleros (y quizá masistas) en La Asunta, parece que son un eslabón en la cadena de acciones violentas que desarrollan los masistas con fines intimidatorios; además, una manifestación del quehacer político masista, en este tiempo de coronavirus, para entrenar a sus militantes y amigos y para mostrar que ellos no tienen descanso cuando tratan de reconquistar el poder político en Bolivia,

Los parlamentarios masistas han aprobado una ley que dispone básicamente, prohibir a policías y militares la aprehensión de los que infrinjan las normas de bioseguridad en la campaña contra el coronavirus.

Algunos compatriotas dicen que los parlamentarios masistas, con esa ley, pretenden favorecer a sus partidarios con la impunidad para los que se beneficiaron con el poder político durante 14 años.

Recordamos que con normas o sin ellas es imposible paralizar a los frenéticos que en innumerables casos se movilizan por encargo del MAS, con pago mediante.

Esos grupos de masistas quisieran movilizarse sin que haya restricción legal alguna . Sin embargo, no debe olvidarse que para los que se alzan para acabar con un régimen contrario al pueblo, no necesitan ninguna ley que proteja su accionar político y electoral si fuera el caso.

En cambio, los masistas esperan protección legal para emprender alguna acción por encargo del MAS, lo que muestra los límites del movimiento político con el que los masistas buscan reconquistar el poder.

—Los últimos días, el líder de la Comunidad Ciudadana (CC) ha dicho que los gobernantes esperan prorrogarse en el poder, aunque sea por días más, porque por ese camino, esos gobernantes, creen que acrecentarán el respaldo electoral que ellos suponen que han conquistado.

Asimismo, según el dirigente de la CC, los legisladores, entre los que dos terceras partes son masistas, también pretenden prolongar su poder con miras electorales.

Carlos D. Mesa Gisbert se supone que tiene claro que los gobernantes ejercen la política y hacen campaña electoral sólo preservando la posición que ocupan en la campaña anticoronavirus.

En el cauce del ejercicio de la política por el candidato de la CC a la Presidencia de Bolivia, ante medios de difusión dijo que sería una locura realizar elecciones el 6 de septiembre si crecen los contagios y las muertes por el coronavirus, al extremo de que sería un grave riesgo para los electores concurrir a las mesas de sufragio. En tal situación sería recomendable otra postergación de los comicios, sugirió

El dirigente de la CC ha reiterado la necesidad de que la Presidenta interina convoque a un diálogo con partidos políticos, empresarios y trabajadores para buscar acuerdos sobre la continuación de la campaña antipandemia, como de medidas para enfrentar la crisis económica y las elecciones. Sin embargo, no hubo respuesta a esa propuesta reiterada.

Mesa, por más decente que se presente como actor de la política y de la campaña electoral, también lucha por el poder político.

Debe quedar claro que dentro de la campaña contra la pandemia en Bolivia, nada tienen de apolíticas ni de no electorales las acciones de los actores políticos referidos en esta nota que, por tanto, lo que se disputa, en forma silenciosa y/o violenta es el poder político.

Mienten los que dicen que “no hacen política” en la campaña anticoronavirus

Editorial de Aquí 311

Mienten los que dicen que “no hacen política” en la campaña anticoronavirus

Es urgente redoblar la guardia frente a los que dicen que “no hacen política” y que sólo defienden la salud y la vida de los bolivianos, dentro de la campaña para vencer al coronavirus en Bolivia, una parte de la gesta universal contra la pandemia que infecta a más de cinco millones y medio de ciudadanos y acaba con la vida de más de 550.000 personas, en países de los cinco continentes, hasta hoy 30 de mayo de 2020.

Especialmente miembros del gobierno interino, casi todos los días y en diversos escenarios, aseguran que ellos “no hacen política” y que en este momento están ocupados en la defensa de la salud y de la vida de los bolivianos.

Si fuera verdad que, dentro de la campaña para vencer al coronavirus, aquellos actores de la política sólo defienden la salud y la vida de la gente, estaríamos ante ciudadanos que ejercen la política como oficio ciudadano destacable, por lo que se tendría que manifestar gratitud, pero esas personas no existen en esta tierra.

En esta publicación virtual hemos opinado sobre ese quehacer político que se pretende ocultar, lo cual es imposible ante los que están o estamos atentos respecto del movimiento, particularmente, de los gobernantes actuales.

Desde las primeras acciones de los gobernantes, para enfrentar al coronavirus, casi todas fueron acciones políticas y luego acciones políticas y electorales a la vez.

La decisión de los gobernantes, al declarar la cuarentena, fue un acto no sólo administrativo, fue una acción política, sin duda alguna.

Aquella fue y es una acción política que se despliega desde el gobierno y desde el Estado. Por ello, los ministros de la Presidenta interina, además de sus tareas específicas, establecidas en las normas, se desempeñan como actores de primera línea, dentro de la campaña anticoronavirus.

Desde el Estado se emprenden actividades convergentes para garantizar la ejecución de la cuarentena, por eso policías y militares recorren las calles y otros lugares de las ciudades para aprehender a los que abandonaban y abandonan el encierro.

Es verdad que una minoría de los bolivianos desobedecieron la resolución que dispuso la cuarentena. Esos desobedientes, entre otras cosas, dijeron y dicen aún que tuvieron que salir de sus casas para trabajar y para llevar alimentos para su familia. Ese argumento, vigoroso en las palabras y en la práctica, utilizaron y lo utilizan los que aún resisten a la cuarentena, incluidos los comerciantes que no están entre los empobrecidos, por ejemplo, los de la feria “16 de Julio” de El Alto.

Esa minoría de los desobedientes, de la cuarentena, no consiguió impedir que la inmensa mayoría de los bolivianos protagonicen la cuarentena; medida que consiguió que los infestados y muertos, con coronavirus, no sean muchos más, como pronosticaban incluso expertos estadísticos, varios de ellos competentes y con vocación de servicio gratuito a la sociedad, lo que no se debe menospreciar.

Voceros distintos dijeron, y dicen todavía, que la cuarentena sirvió y sirve para que los gobernantes y funcionarios del Estado organicen o reorganicen el servicio de salud para asistir y recuperar a los infectados con el virus mortal, objetivos que han sido conseguidos sólo en parte y en algunos lugares.

A esta altura de lo acontecido es posible afirmar que los protagonistas de la cuarentena, casi todos los bolivianos, entregaron y entregamos todo nuestro aporte decisivo, el que fue efectivo y eficiente, como no ha sido ni es el desempeño de gobernantes y de otros funcionarios del Estado.

En ese rumbo, señalamos algunas de las deficiencias más visibles de los que prometen implementos de bioseguridad y éstos llegaron demorados o no llegaron a Trinidad sino después de la propagación descontrolada del coronavirus, el que también cegó la vida de médicos y enfermeras. Hablamos, asimismo, de los reactivos para los análisis clínicos que no llegan, por ejemplo a Potosí, después de postergaciones, las que ni siquiera se explican de manera convincente, a destinatarios que esperan en vano.

Nos referimos a medidas que asumen o que no asumen autoridades gubernamentales: que no contratan más médicos y más enfermeras que se requieren, en Santa Cruz y en La Paz, lo que reclama el personal en salud, y por lo que marchan o se declaran en huelga de hambre, como en Santa Cruz y en La Paz.

A esos desatinos, se suma la compra, al parecer fraudulenta, de los respiradores mecánicos, en España, quizá la nota mayor entre los “errores” cometidos por funcionarios del actual gobierno. Decimos errores porque la Presidenta interina prefiere definir como error esa compra de respiradores españoles y a los otros hechos que señalamos, por los que se disculpó la mandataria y los que prometió evitarlos, no interferir ninguna investigación y castigarlos, según los procesos que se sigue a los presuntos culpables.

Médicos y enfermeras, todo el personal del servicio de la salud pública y de miembros del servicio de la salud privada que participan de la campaña antipandemia, son los que se llevan la flor.

A pesar de las limitaciones del sistema de salud y de las insuficiencias de médicos y de enfermeras, éstos sí que son los abanderados en la campaña en defensa de la salud y de la vida de los bolivianos, para decirlo en un lenguaje que, creemos. refleja la verdad.

Volvamos al tema que es el propósito de esta nota editorial:

Los políticos que ocupan el Palacio Quemado y la Casa Grande del Pueblo, con su participación en la campaña anticoronavirus, sea buena, regular o mala, ejercen la política o hacen política, asumen el rol que lo niegan con palabras, las que, sin embargo, no consiguen “abrogar” la realidad.

La Presidenta interina, Presidenta-Candidata, mejor dicho, está en el centro de los acontecimientos en Bolivia, incluso por las astucias de la vida o las casualidades, por las que ocupa el principal cargo público en nuestro país.

La primera ciudadana del país no necesita mostrarse como candidata a una especie de “reelección”, para demostrar que hace política y al mismo tiempo que hace campaña electoral, con los recursos del gobierno y del Estado.

Quizá algunos pretendan subinformar o desinformar o decir que la Presidenta-Candidata no hace campaña electoral ni hace política y que a toda hora e íntegramente sólo defiende la vida y la salud de los bolivianos, en la campaña anticoronavirus.

Jeanine Áñez Chávez, empero, es actora de la política y hace campaña electoral, por acción (y hasta por omisión), dentro de la lucha anticoronavirus.

Bolivianos, cada vez más, dicen y decimos que la Presidenta interina ejerce la política y hace campaña electoral, antes de los plazos, y con los recursos del gobierno y del Estado, es decir, con parte del patrimonio de los bolivianos.

No debemos olvidar que cuando decidió su candidatura presidencial, la Presidenta interina, sus ministros y otros corifeos afirmaron que ella y sus seguidores no utilizarían bienes y/o recursos públicos para esa campaña.

Sin embargo, desde el primer día ocurrió lo contrario de lo que dijeron esos voceros.

La Presidenta interina ejerce el cargo y por tanto se desempeña como política. Como Presidenta y a la vez candidata a la “reelección”, hace campaña electoral en su beneficio, la que a veces es una campaña silenciosa.

Desde estas líneas dijimos que la Presidenta-candidata ejercería la política y haría campaña electoral, antes y durante la campaña anticoronavirus.

Jeanine Áñez es terrenal, por lo que desde estas páginas no esperamos que no ejerza la política y que no haga campaña electoral por sí misma.

Lo que ahora hacemos es ratificar el convencimiento de que la Presidenta interina, sus ministros y otros operadores, empeñosos o no, hacen política y hacen campaña electoral durante las tareas anticoronavirus,

Ese comportamiento real de los gobernantes debe ser visto, bien y muy bien, por los bolivianos para que algunos dejen de creer en los que afirman que no hacen política, a pesar de que ejercen la política, incluso cuando aquéllos niegan que ejecutan ese oficio.

La Presidenta interina, los demócratas, los del frente Juntos, con aliento de los yanquis, buscan un régimen político que, en las condiciones actuales, asegure la continuidad de la democracia vigente, para la dominación y la opresión por el sistema capitalista, dependiente y atrasado, con las remociones propias de este tiempo de pandemia y postpandemia.

El gobierno de Añez, reproducido, desde la realidad actual, y en alianza o sintonía con los bloques políticos, económicos, sociales y culturales predominantes en el mundo, tomaría medidas económicas para reorganizar el capitalismo y para salvarlo de la crisis postcoronavirus. Una medida en esa dirección es el decreto supremo, firmado por la Presidenta interina, que autoriza acelerar los trámites para que en Santa Cruz y en Bolivia se cultiven semillas transgénicas de soya, caña de azúcar, maíz y algodón, con lo que ganarían los grupos económicos de Santa Cruz, mucho más de lo que ganaron antes de la pandemia.

En materia social, con Áñez elegida en las urnas, serían reforzadas la explotación y la opresión de la gente del pueblo.

Con Áñez, las culturas de los pueblos indígenas y del pueblo boliviano seguirían sometidas, aunque se diga que no serán vendidas.

En la cuarentena, casi todos los bolivianos, hemos aportado para vencer al coronavirus.

La propuesta, ahora, es que la inmensa mayoría de los bolivianos, con la cuarentena, y médicos y enfermeras en la vanguardia, venzamos al virus mortal, aunque en el momento de la evaluación, los voceros oficiales y oficiosos, dirían que la Presidente interina dirigió y ganó en la campaña antipandemia. Samuel Daria Medida, candidato a la Vicepresidencia con Añez, para la red Erbol, anticipó que la Presidenta interina recoge los mejores resultados en la campaña anticoronavirus. Pero esa evaluación no la realizarán sólo los gobernantes y sus amigos. La gente del pueblo tiene la palabra, creíble como es, dirá si la Presidenta interina merece premio o castigo, y éste, podría manifestarme en las elecciones, con una votación disminuida para Jeanine Áñez Chávez.

Acciones políticas y electorales dentro de la campaña anticoronavirus

Editorial de Aquí 312

Acciones políticas y electorales dentro de la campaña anticoronavirus

Basta leer bien la realidad para establecer que los más conocidos partidos, frentes y organizaciones ciudadanas, del llamado sistema político boliviano, impulsan acciones políticas y electorales, más o menos visibles, dentro y a veces como parte de la campaña para vencer al coronavirus en Bolivia, como una extensión de la gesta universal contra la pandemia que, las últimas semanas, asola a varios países de Nuestra América.

Esas acciones políticas y electorales se manifiestan, por acción y por omisión respecto del acuerdo y de la sugerencia de la fecha de las elecciones, para que se realicen el primer domingo de septiembre próximo.

De las consultas virtuales entre delegados del Tribunal Supremo Electoral (TSE), con representantes de partidos políticos para celebrar ese acuerdo sobre la realización de aquellos comicios, no participaron voceros de Juntos (de la Presidenta interina) y de Creemos (de Luis Fernando Camacho). Sin embargo, esa ausencia, en política algo sugiere, aunque sea sin palabras.

Los de Juntos han dicho que aceptan las elecciones en septiembre, pero no se descarta que agreguen, aunque sea en voz baja o como explicación posterior, que ese frente no participó de las consultas para establecer ese pacto acerca de las elecciones porque, como otras agrupaciones dicen, ese frente oficialista quizá considera desacertada la fecha de esa convocatoria.

Los gobernantes son los que cada momento afirman que ellos tienen como tarea prioritaria la defensa de la salud y de la vida de los bolivianos, en un momento como el actual en el que aumentan los infectados y los muertos por el coronavirus.

Pero los gobernantes, incluso con esa declaración reiterada, hacen campaña política y electoral.

Un analista político, entrevistado con frecuencia por periodistas porque estaría en moda, no obstante de que es candidato a senador por La Paz, en las listas de Juntos, ha dicho que fijar fecha para las elecciones, sin consultar criterios técnicos y científicos respecto de la pandemia, es una precipitación.

Y quizá para que aparezca creíble su opinión (dudamos de que sea un análisis el suyo) ha señalado que las elecciones por sí mismas no resolverán los problemas que nos aquejan: pandemia, crisis económica, crisis política. Y sobre el gobierno, al que por supuesto apoya ese analista-candidato, agregó que el gobierno en funciones, no es legítimo. Ojalá que ése fuera un intento de autocrítica, pero también dudamos de que sea verdad que él cree que no es legítimo el gobierno interino.

Es que se advierte que el gobierno interino pierde el apoyo que recibió de los alzados en octubre y noviembre del año pasado y de los que creíamos (nos incluimos) que los gobernantes y casi todos los bolivianos, convergentes, debíamos vencer al coronavirus.

Para una evaluación y como un adelanto, reiteramos que la casi totalidad de los bolivianos, con los médicos y enfermeras, hasta el momento en el que empezaron las cuarentenas flexibles, conseguimos que haya menos infectados y que sean menos los decesos por el virus moral.

Los gobernantes, al parecer, siguen convencidos de que mientras dirigen la campaña anticoronavirus acumulan votos y suman rédito político.

Sin embargo, estos gobernantes tendrían corto su entendimiento si acaso no constatan que ante visibles deficiencias y errores suyos, en la campaña antipandemia, sufren un desgaste evidente, como dicen mujeres analistas, entre otros bolivianos, criterio que compartimos en esta publicación virtual.

A este último parecer añadimos que los gobernantes, como parte de su accionar político, quieren enmendar los errores que admiten que han cometido y prometen superar las deficiencias en la campaña para vencer al coronavirus.

Los gobernantes, para conseguir lo último que apuntamos, requieren todo el tiempo que les conceda la campaña antipandemia. Se diría que es una contradicción, pero lo verificable es que Jeanine Añez y sus amigos políticos quieren ganar en esta guerra contra el coronavirus, pero si se prolonga ese accionar, sería mejor para los inquilinos del Palacio Quemado y de la Casa Grande del Pueblo, pues, por esa vía consideran que acrecentarían sus acciones políticas y electorales.

Reiteramos que la Presidenta-Candidata es una actora que saca ventaja política y electoral sólo por estar ubicada en el centro de la campaña para contener el coronavirus.

Otras medidas ya tomadas por los gobernantes, como el decreto supremo para apurar los cultivos transgénicos de soya, caña de azúcar, maíz y algodón, en Bolivia, para que los agroindustriales agiganten su poder económico y político, es un servicio de Añez a sus partidarios y a los empresarios, cruceños y benianos, en especial.

En el tiempo que tiene todavía la Presidenta-Candidata, de acuerdo a lo anunciado, pretende siquiera iniciar la ejecución de un plan para dar trabajo a la gente, dicen sus operadores políticos.

Los gobernantes podrían apurar otras medidas, económicas, para salvar al capitalismo, dependiente y atrasado, y modernizar a este sistema hasta donde lo consienta la llamada nueva normalidad. Que esas medidas también buscarían preservar las fuentes de trabajo de los de abajo, es dudoso, porque los fabriles sobre todo han denunciado despidos. Y algo como los despidos es que un número indeterminado de trabajadores no reciben salarios los últimos tres meses y lo más probable es que muchos de esos asalariados sigan en paro obligado. Esto se confirma con lo dicho por empresarios ligados al turismo, los que han confesado que los despidos serían ilegales, pero que serían impuestos por la realidad, porque los empresarios no arriesgarán sus inversiones ni se prestarán dinero de los bancos para empresas imposibles en este momento, subrayan.

Los gobernantes, alegan que las alcaldías tienen presupuesto que no ejecutan y que por tanto no necesitan los desembolsos que reclaman, con bloqueos de caminos en Santa Cruz.

Los gobernantes deben entender que política y electoralmente les conviene llegar a compromisos con los gobiernos subnacionales.

La contradicción entre las alcaldías de Santa Cruz y los gobernantes, la semana próxima crecería y alcanzaría a todo el país, con una huelga de hambre de los municipales que también exigen recursos del Estado, a los que alegan que tienen derecho, para continuar la lucha anticoronavirus.

Aunque dirigentes de ese movimiento dicen que ellos no tienen motivaciones políticas, no debe descartarse que los masistas tengan algo o mucho que ver en ese conflicto en curso, porque en la mayoría de las alcaldías hay militantes y aliados de los masistas.

La fusión de los ministerios de Culturas y Deportes al de Educación y el ministerio de Comunicación al de la Presidencia, así como el cierre de las embajadas de Bolivia en Nicaragua e Irán, son medidas administrativas, que contienen mensajes políticos y electorales de los gobernantes, antes que cambios para ahorrar dinero que se necesita en la campaña anticoronavirus.

No es seguro, empero, que los gobernantes tengan el respaldo ciudadano a la fusión de esos tres ministerios y al cierre de dos embajadas bolivianas.

Los artistas exigen la reposición del ministerio de Culturas, porque consideran un logro suyo su existencia y anunciaron acciones que, aunque no sean expresamente políticas y electorales, los resultados podrían ser política y electoralmente adversos a la Presidenta-Candidata y a Juntos.

Ciertos analistas políticos dicen que los desaciertos de los gobernantes les sirven política y electoralmente a los candidatos del MAS a la Presidencia y a la Vicepresidencia de Bolivia. Esos analistas añaden que si Jeanine Añez Chávez retirara su candidatura, podría continuar sin perturbaciones en la campaña antipandemia. Nosotros señalamos que fue y que es un desacierto la candidatura de la Presidenta interina, candidatura que tendría que retirarla.

Los masistas y sus candidatos confían en los votos de la tercera parte de los electores bolivianos, la votación dura de ellos, como la llamaba el refugiado en Argentina.

Los masistas quizá confían que conseguirán más votos en las próximas elecciones, con la campaña electoral que hacen, aunque con un filo poco político o impolítico, como los llamados suyos, abiertos o encubiertos, para desbaratar o desobedecer la cuarentena.

Sin embargo, en este periódico creemos que los masistas deben esperar más votos en su favor: por la compra de votos; con la votación de los comunarios sólo para los candidatos de Morales, allí donde no haya control de otras candidaturas y no se debe descartar los votos repetidos de los masistas y/o de sus amigos que tienen carnet de identidad duplicados o triplicados.

Es imposible que los masistas protagonicen un acto electoral democrático y, por tanto, limpio.

Además, desde Aquí sospechamos que los masistas no aceptarán un resultado electoral que les sea contrario a sus candidatos.

Cuando los masistas aseguran que ganarán las elecciones, en la primera vuelta, así sea con la suma de los votos en blanco, hacen propaganda electoral y política, en primer lugar destinada a fortalecer a sus militantes y a la vez para causar cuando menos malos momentos a sus contendores políticos.

Los masistas se apoyan en la propaganda política mentirosa que hacen, en la que algunos creen o sobre la que otros dudan.

Que los masistas apoyan la campaña anticoronavirus, con Áñez como dirigente, es una media verdad o una mentira comprobable.

Los masistas mienten como aconsejaba Goebbels, el ministro de la Propaganda de Hitler.

Asimismo, los masistas se parecen a los fascistas italianos, en lo que Mussolini dijo: Los fascistas somos aristócratas y demócratas, revolucionarios y reaccionarios, proletarios y antiproletarios, pacifistas y antipacifistas…

Además, cuando Evo Morales ejercía el poder en Bolivia, ordenaba que se haga lo que advirtió el cura Camilo Torres Restrepo, caído en una guerrilla de su natal Colombia: el que escruta (recuenta) los votos gana las elecciones.

Los miembros de la Comunidad Ciudadana (CC), de sus escasas apariciones

 

en los medios de difusión, se deduce que protagonizan la política con las reglas de la democracia actual y se observa que ese accionar busca ser medido.

La CC pidió a la Presidenta-Candidata que convoque a un diálogo para definir actividades de la campaña anticoronavirus, sobre las elecciones y medidas para enfrentar la crisis económica pospandemia, No hubo ni hay respuesta de Áñez y lo más probable es que siga ese silencio. Se supone que Áñez no quiere compartir la conducción de la campaña antipandemia, así se cocina en su propia salsa.

Los de la CC acordaron, asimismo, las elecciones para el primer domingo de septiembre, pero señalaron que la campaña por la salud y la vida de los bolivianos es la tarea número uno y las otras se subordinan.

Los de la CC critican a Jeanine Áñez y a los gobernantes: señalan de éstos el desempeño deficiente y poco eficaz en la campaña para vencer al coronavirus. Pero esas críticas son respondidas con el estímulo del hígado, en vez de que broten responsablemente del cerebro.

Mientras tanto, los de la CC se suman a la campaña anticoronavirus, tanto que el líder de la CC dijo que debía irle bien a Jeanine Áñez para que nos vaya bien a los bolivianos; los de Juntos, además de lo dicho en este editorial, distribuyen bonos con una propaganda política y electoral sin imaginación, así como los de Juntos y los masistas, en unos lugares más que en otros, distribuyen alimentos con miras electorales, incluso cuando niegan que esos regalos, con dinero de los bolivianos, esperan respaldo electoral.

Los vocales del TSE saben que las próximas elecciones, que están a su cargo, deben ser organizadas en aquellos aspectos que siguen inconclusos: un ejemplo es la inscripción, en los registros electorales de jóvenes que tienen derecho al voto, pero que no están inscritos.

Asimismo, algo esencial debe hacer el TSE: generar y/o proveer a los electores de los elementos de bioseguridad para evitar ausentismo en las urnas.

Los vocales del TSE dijeron que consultarán a expertos para recomendar el momento adecuado para las elecciones.

Por esta consideración, podrían sentirse confirmados los que dicen que las elecciones deben realizarse cuando la pandemia amaine, es decir, cuando haya garantías de que el contagio con coronavirus deje de ser la amenaza que es ahora, especialmente en Santa Cruz y el Beni, con su epicentro en Trinidad.

Algunas voces, respetables todas ellas, han dicho que las elecciones deben postergarse hasta el próximo año.

Ese planteamiento no lee bien nuestra realidad, pareciera que sus autores esperan, sin decirlo, que los electores bolivianos concurramos a las urnas con certificado de vacunación anticoronavirus.

Resumimos las acciones políticas y electorales de los actores principales:

Los de Juntos quieren todo el tiempo que les conceda la campaña anticoronavirus, para impulsar ese quehacer, corregir errores y adelantar medidas anticrisis, pero favorables a los empresarios.

Sin embargo, los de Juntos, aparentemente, no tienen la fuerza electoral ni el crédito político, en este momento, como para ganar las elecciones, salvo que cambie sustancialmente el comportamiento de los que impulsaron el alzamiento contra Morales y su régimen.

Los masistas tratarán que su retorno a la Casa Grande del Pueblo sea un “sueño realizado”, con elecciones o más allá de éstas.

Los de la CC parece que confían que acumularán fuerza electoral y más prestigio político, como para que una mayoría ciudadana vote por la doble C.

Estamos ante un despliegue evidente de acciones políticas y electorales de los principales actores de partidos, frentes y organizaciones ciudadanas en medio de la campaña anticoronavirus.

Constatamos acciones políticas y electorales, incluso de los que niegan que ejercen ese oficio.

Dejarían de ser actores de la política y del proceso electoral, los que durante la campaña anticoronavirus se impusieran una cuarentena rígida y asumieran un inmovilismo político y electoral absoluto.

Esto último no ocurre en la tierra, con o sin pandemia.

Masistas: Odio quiero más que indiferencia…

Editorial de Aquí 310

Masistas: Odio quiero más que indiferencia…

Los masistas, por sus acciones políticas, prefieren que los odien a que se los mire con indiferencia, como se canta en el vals peruano.

Dicho de otro modo: Los masistas, con sus variadas y constantes acciones, tratan de ubicarse o que los sitúen en el centro de la coyuntura, entendida ésta como el momento de la lucha de clases, según Antonio Gramsci, el teórico de la política y dirigente del Partido Comunista de Italia.

Con frecuencia, ocurre que en Bolivia, las acciones de los masistas, incluidas las que parecen políticamente desacertadas, son difundidas, comentadas y respondidas, desde distintas posiciones de gobernantes, opositores y ciudadanos.

Creemos que, también, con frecuencia, cualquier masista o el jefe de los masistas, como que nos enviaran algún mensaje, el que suele ser recogido con prontitud.

También sucede que a los masistas se los culpa incluso de lo que, probablemente, no hacen. Por esa vía a los masistas se los presenta, sin que ese sea el propósito, como protagonistas de todo el quehacer político, social, económico y cultural en la actual emergencia sanitaria o desastre sanitario, como el de Trinidad (Beni).

Los últimos días, los masistas impulsan acciones, distintas pero convergentes, por instrucciones enviadas desde Argentina o desde la casa de campaña de Luis Arce Catacora y David Choquehuanca Céspedes, las que tuvieron lugar o que están en desarrollo, mientras escribimos este editorial, y que han sido organizadas, propuestas o estimuladas por masistas.

Las evidencias son tales que, aunque voceros del MAS lo niegan, esas acciones tienen la autoría suya.

Resumimos las últimas acciones que tienen las huellas de los masistas:

—Las agresiones de alteños o de llegados a esa ciudad (El Alto), contra trabajadores en salud (incluidos médicos).

—El accionar de grupos de activistas, también en El Alto, que pidieron que acabe la cuarentena porque necesitan trabajar, dijeron por sí mismos o por cuentapropistas, los que además gritaron, otra vez, “ahora sí, guerra civil”, como lo hicieron, los mismos u otros, durante el alzamiento popular que acabó con el gobierno de Juan Evo Morales Ayma.

—Los grupos sobre todo de jóvenes que entraron a la fuerza a un cuartel policial en Yapacaní y, entre otras pertenencias, sustrajeron motocicletas. El discurso de esos movilizados fue esencialmente el mismo: que acaben la cuarentena y los abusos de policías.

—Al revés de la cuarentena, que la sostiene la inmensa mayoría de los bolivianos, en El Alto (Villa 16 de Julio y otros lugares) se han realizado ferias, como se acostumbra, aunque con menos vendedores y menos compradores. El argumento es el conocido: Los que trabajan para comer ya no pueden mantenerse en cuarentena. En respuesta sólo basta recordar que los feriantes de la Villa 16 de Julio no están entre los empobrecidos de El Alto; esos comerciantes son prósperos y pertenecen a la feria (o mercado) más grande del país.

—La actual Gobernadora de Cochabamba, militante del MAS, hace poco, planteó elecciones inmediatas para acabar con el gobierno de Jeanine Añez.

—En Eucaliptus (Oruro), pobladores que se enfrentan con el Alcalde del lugar, cercaron a médicos y trabajadores en salud en su ambiente laboral y le exigieron que digan que allí no hay enfermos con coronavirus, a pesar de que en ese municipio han muerto tres personas de la misma familia, y no obstante de que integrantes de ese grupo familiar también decían que la pandemia mundial era un invento de la Presidenta interina.

El personal que trabajaba en el hospital de Eucaliptus ha salido del lugar, con la venia del Ministerio de Salud-Delegación con asiento en Oruro, hasta que los pobladores de la capital de provincia garanticen que allí no hostilizarán a médicos y a enfermeras cuando éstos vuelvan a trabajar en esa ciudad intermedia.

Los policías, que también fueron amenazados con agresiones, han sido replegados a Oruro. Policías, así como el personal de salud, aguardaron varios días las garantías que el Alcalde de Eucaliptus y los pobladores hicieron llegar a los agredidos, por intermedio del Gobernador de Oruro.

Sin embargo, esas garantías no son creíbles, para los agredidos, por lo que ni el personal de la salud pública ni policías han retornado a Eucaliptus, de inmediato, porque además se sabe que continúan los desencuentros entre el Alcalde de Eucaliptus y comunarios.

Luego de que fueron ratificadas aquellas garantías, el personal del servicio público de salud y los policías retornaron a Eucaliptus. Sin embargo, el compromiso adicional de las autoridades de la salud de Oruro es cambiar a médicos que trabajaban en aquella capital de provincia.

—Pobladores de la zona sud de la ciudad de Cochabamba bloquearon el ingreso al basurero municipal de Kara Kara. Además, los bloqueadores exigieron distribución de agua gratis (distribución que se lo hace desde cisternas). Asimismo, los bloqueadores demandaron el fin de la cuarentena o que ésta se flexibilice, para reiniciar el trabajo que asegure la subsistencia de los pobladores.

Expresamente, los movilizados, luego de negarse a firmar un acuerdo y tras desconocer a sus dirigentes que dialogaron con autoridades y delegados de organizaciones, como Derechos Humanos, plantearon dialogar con ministros para negociar la flexibilización de la cuarentena y, a la vez, dieron horas para que renuncie la presidenta Añez y el Ministro de Gobierno.

Entre los bloqueadores citados, algunos reclamaron elecciones inmediatas. Uno de los movilizados, cerca del bloqueo señalado, fue detenido en posesión de una “bazuca casera”, ciudadano que, según señalaron, conducía un vehículo cuya circulación fue autorizada por la Gobernadora de Cochabamba, que es militante del MAS.

Después de 10 días de bloqueo, éste fue suspendido, por lo que los movilizados abrieron el paso a los carros que trasladan la basura de Cochabamba hacia el botadero de Kara Kara y los pobladores de la zona sud de Cochabamba ya reciben agua potable gratis, la que es llevada a los usuarios hasta sus casas, en carros cisternas. Sin embargo, aquel movimiento, presentado como de pobladores sin compromisos políticos, no consiguió ni que se decrete la flexibilización de la cuarentena ni la renuncia de las autoridades señaladas: la Presidenta interina y el Ministro de Gobierno.

—El jueves de la semana anterior, 150 personas, según un jefe policial, bloquearon la carretera Potosí-Oruro, medida con la que pidieron que las elecciones se realicen dentro del plazo establecido en la ley de postergación de aquéllas, es decir, el primer domingo de agosto próximo.

—En el camino La Paz-Copacabana, comunarios bloquearon esa vía, medida con la que demandaron elecciones inmediatas.

—En El Alto ciudadanos, igualmente, pidieron elecciones de inmediato.

—David Choquehuanca Céspedes, candidato del MAS a la Presidencia de Bolivia, en un video afirma que debe acabar la cuarentena. Sin embargo, ese candidato aclaró que él no quiso decir lo que realmente dijo: que el rechazo a la cuarentena debe ser radical.

—En Yapacaní, pobladores sostuvieron un bloqueo que impidió el tránsito de carros que trasladaban alimentos y otras mercancías a Cochabamba y a otros lugares. Esa medida, suspendida luego de cinco días, reclamó elecciones ya y el punto final de la cuarentena, para normalizar las actividades económicas.

—En Caranavi movilizados de esa capital de provincia, exigieron que el personal de la salud pública, en horas de la madrugada, abandonen su alojamiento y se cobijen en el hospital de esa ciudad intermedia.

Ocho personas, conocidas según la Secretaria de Salud de la Alcaldía de Caranavi, fueron las cabecillas de ese accionar y las que señalaron que el personal del hospital de la capital de provincia está infectado con coronavirus y que por eso debía abandonar Caranavi. Médicos y enfermeras en Caranavi, por decisión de autoridades del servicio de salud, retornaron a La Paz y sólo volverán a Caranavi cuando los pobladores de aquella localidad les aseguren que allí trabajarán sin enfrentar agresiones.

Se informó que al hospital de Caranavi concurren habitantes de varios lugares como Alto Beni, Palos Blancos, Guanay, entre otros.

Caravaneños despidieron al personal del hospital de Caranavi con el estribillo: Médico, amigo, Caranavi está contigo.

Autoridades y pobladores de Caranavi, en una reunión con el Gobernador de La Paz, ratificaron las garantías para que médicos y enfermeras vuelvan a Caranavi. Ese retorno será el próximo lunes 25.

—Una vocera de las llamadas “bartolinas” (mujeres campesinas del MAS o amigas de esta organización) demandó elecciones sin más postergaciones. Amenazó, asimismo, con una movilización en todo el país para que sea atendida esa demanda.

—Miembros de un ayllu del norte de Potosí, manifestaron en Uncía; allí destrozaron dos puestos para la descontaminación de los vecinos y pidieron el fin de la cuarentena.

Pobladores de Uncía, en las calles, reclamaron respeto, de aquellos manifestantes, para esa capital de provincia.

El gobernador de Potosí, vinculado al MAS, dijo que los pobladores de aquel ayllu tienen razón al pedir que acabe la cuarentena, porque es necesario que la gente retorne a sus actividades con las que se ganará el sustento.

Frente a los dichos y a los hechos narrados, sirven cuatro declaraciones de dos parlamentarios, de un dirigente campesino y de un dirigente de los cocaleros del Chapare. para constatar otra vez las razones y/o sin razones del comportamiento de los masistas de los últimos días.

El senador Efraín Chambi, dirigente de las juntas de vecinos del país, ha llamado a los movilizados, especialmente de Cochabamba, para que se replieguen y los convocó a esos movilizados a continuar en la cuarentena que busca vencer al coronavirus.

Víctor Borda, expresidente de la Cámara de Diputados y diputado en ejercicio, ante un periodista de radio Fides, afirmó que los movilizados necesitan volver al trabajo, luego de tantos días de cuarentena; que los bonos no sirven ni para aliviar las carencias alimentarias de tantos bolivianos que trabajan por cuenta propia; que debe haber masistas entre los movilizados, pero que la gente tiene derecho de manifestarse como lo hace, ante tantas deficiencias de gobernantes que no asumen como debieran la campaña anticoronavirus, a pesar de los créditos y de las donaciones de países amigos; ayuda que no se estaría utilizando con transparencia ni eficacia en la campaña antipandemia. Borda, asimismo, rechazó la represión de policías y de militares contra bolivianos que salen de sus casas a trabajar porque carecen de alimentos.

Un dirigente campesino de Cochabamba afirmó que los masistas nada tienen que ver con los bloqueadores de Kara Kara. Andrónico Rodríguez, vicepresidente de las federaciones de los cocaleros del Chapare, para medios de difusión, afirmó que el coronavirus llegó a Bolivia para quedarse y que debemos aprender a convivir con ese virus y que las elecciones deben realizarse en el plazo decidido por la mayoría de los miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Los masistas no se dejan llevar por la inacción política.

A pesar de que el MAS y sus militantes y amigos no son ni miembros de un partido clásico, ni de un movimiento con una estructura consolidada ni de un instrumento con alguna autodeterminación son, a pesar de todo, una masa electoral que podría sumar una tercera parte del electorado boliviano, el voto duro del MAS, del que sacaba pecho Evo Morales.

Especialmente hacia esa masa electoral, dirigentes y operadores políticos del MAS, dirigen su propaganda con una crecida dosis de mentiras.

Leamos esas mentiras:

Que el MAS es la única fuerza política organizada que ha cambiado Bolivia, tanto que ubicó al país como el más fuerte de la región.

Otro mensaje propagandístico es que el MAS va a ganar las próximas elecciones, en la primera vuelta.

Otra falacia: Que en Bolivia no hay mejores candidatos a la Presidencia y a la Vicepresidencia que Luis Arce Catacora y David Choquehuanca Céspedes.

Otra falsedad de los masistas: Que el binomio Arce-Choquehuanca es el único que defiende los intereses del pueblo boliviano.

Una mentira más de la lista inconclusa que resumimos aquí: Que después de la cuarentena, que no sirve para nada, y luego de ser elegidos Arce y Choquehuanca, éstos tomarán medidas acertadas para sacar a Bolivia del pozo en el que lo dejará el gobierno de facto de Añez.

Otra mentira de yapa: Que el proceso de cambios en Bolivia va a seguir con el binomio, triunfante se entiende, Arce-Choquehuanca.

En esta publicación virtual no creemos que los masistas son los políticos más listos de este tiempo, ni que hay masistas que se comportan mucho mejor cuando desoyen a su jefe, exiliado en Argentina, pero tampoco consideramos que los masistas sólo apuestan a la espontaneidad de las masas, es decir, que aquí en Bolivia y en este tiempo todo accionar de los masistas es no organizado, que todo está librado a la espontaneidad, a la no organización, a la escasa o ninguna conciencia.

Asimismo, estamos convencidos de que los masistas, aunque son agrupamientos diversos, votan por sus candidatos, pese a que algunos de éstos no sean de su confianza.

Esa masa de electores, en innumerables casos, votaron a cambio de plata y ahora votarían con la promesa de que con Arce y Choquehuanca volverán los días en los que campesinos del altiplano venían a La Paz a jalear a su jefe Morales, con todo pagado y con el cambio para meterse al bolsillo. Esas movilizaciones de esos campesinos eran más rentables que sembrar papa, porque debido a las pocas lluvias y al empobrecimiento de los suelos, allí se produce cada vez menos.

Algo más les debe quitar el sueño o quizá ya es una pesadilla de los masistas. Temen que Jeanine Añez consiga más electores, como consecuencia de los buenos resultados obtenidos en la campaña anticoronavirus, lo que podría olvidar o menos valorar el aporte decisivo de casi todos los bolivianos, en la cuarentena, por la que han dado más los que menos tienen.

Los masistas hacen lo que hacen o dejan de hacer lo que dejan de hacer para ganar las elecciones.

Y la mayoría de los bolivianos debemos ayudar para que a los masistas se los conozca como son en realidad.

Ese conocimiento, posiblemente, ayude para que los que todavía piensan con cabeza propia y siguen al lado de Morales y de los masistas, asuman un comportamiento que los lleve a defender, también en las próximas elecciones, los intereses de la mayoría de los bolivianos y los del país.

Los masistas, mientras sean sobre todo masa electoral, seguirán como dice el vals peruano respecto de sus acciones: prefieren odio a la indiferencia, porque el odio les hiere menos que el olvido.

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