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Efectivos de FF.AA. reprimen a contestatarios de dentro y de fuera

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De sábado a sábado 313

Remberto Cárdenas Morales*

Efectivos de las Fuerzas Armadas bolivianas, de diferentes rangos, reprimen a dirigentes de los suboficiales y sargentos que se alzaron contra la discriminación en esos organismos armados y por la descolonización de éstos. Son tres los suboficiales a los que se les sigue un proceso tramposo y se los mantiene detenidos en cuarteles, es decir, en recintos que legalmente no deben funcionar como lugares de reclusión, aunque esa medida sea sólo preventiva.

De acuerdo a la información conocida estamos en condiciones de afirmar que los estudiantes de Medicina Veterinaria (83 entre hombres y mujeres) de la Universidad Indígena Aymara Túpac Katari, fueron reprimidos en el regimiento de la Armada, acantonado en Chúa (a orillas del lago Titicaca), aunque ese ultraje se trató y se trata de presentar como ejercicios normales en un cuartel.

A esas violaciones, de las normas bolivianas, se suman otros crímenes supuestamente cometidos por tres uniformados, de baja graduación, contra una premilitar en Pucarani (La Paz), a la que la mataron, luego de abusarla sexualmente.

Otros ultrajes han sido cometidos, los últimos días, por clases, oficiales y jefes de las FF.AA. y de la Policía Boliviana, especialmente, contra sus esposas, pero también contra particulares.

Los procesos y detenciones de los tres suboficiales por haber dirigido marchas, vigilias, concentraciones, proclamas y, básicamente, por haber demandado la descolonización de las FF.AA. bolivianas, para nosotros, y advertimos que para más personas, es una forma de la represión política contra uniformados por uniformados y de éstos contra civiles.

Sin embargo, jefes militares y el ministro de Defensa —se supone que éste lo hace por los gobernantes y por el presidente Morales— han dicho, con palabras más o menos, que suboficiales y sargentos han roto la cadena de mando, que se han insubordinado, que han deliberado, que han incurrido en una acción sediciosa. Además, que su petición, como el de descolonización de las FF.AA. debió ser planteada por “conducto regular”: ante sus inmediatos superiores en grado y, por esa vía, hasta los jefes militares y, por tanto, ante el Capitán General.

Sin embargo, voceros de suboficiales y sargentos explicaron, a los medios de difusión, que sus peticiones, por conducto regular, fueron formuladas en diferentes ocasiones y, también, durante este tiempo del presidente Morales, pero que nunca tuvieron respuesta de ningún tipo.

Las otras faltas y/o delitos que habrían cometido suboficiales y sargentos, según los jefes militares y los gobernantes, son una constatación de que estamos ante unas Fuerzas Armadas bolivianas chapadas a la antigua, que no son instrumentos armados contemporáneos, para la Revolución, de la que hablan los gobernantes; ni para este tiempo de reformas que pierden su contenido, de acuerdo a los editores del semanario virtual Aquí, medio en el que se difunde esta columna.

Dicho de otra forma: las actuales FF.AA. bolivianas, por lo que hacen sus efectivos, muestran que tienen mucho de los instrumentos armados de ese tiempo en el que los uniformados creían que el enemigo interno de ellos era gente del pueblo, es decir, esa fue la conducta de los militares durante las dictaduras miliares y fascistas, en Bolivia, o cuando se aplicaba el Plan Cóndor y se desaparecían a miembros de la resistencia antidictatorial e incluso a simples sospechosos de serlo. Sin duda de que los imperialistas alentaban y apoyaban el accionar de los dictadores.

Ahora, los llamados oficiales de élite, los más destacados de acuerdo a la palabra y a la práctica castrense, se forman en la Escuela de Cóndores de Sanandita (Tarija), la que funciona de acuerdo al ejemplo de la Escuela de las Américas, que funciona en Georgia (EE.UU.), denominada con propiedad: Escuela de Criminales.

En la Escuela de Cóndores han ultrajado hasta herirlos de muerte a dos oficiales, Poma y Espinal, en los últimos años. Los presuntos autores de esos crímenes, instructores de esa escuela, siguen impunes, entre otros testimonios, por lo que dijeron más de una vez el Defensor del Pueblo y la Presidenta de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Bolivia.

De acuerdo a otras fuentes, a orillas del Titicaca funciona una escuela exclusiva para oficiales de la Armada, la que es tanto o más tenebrosa que la Escuela de Cóndores de Sanandita. Allí, los que se entrenan —lo que para algunos es más castigo que entrenamiento— deben guardar secretos militares, es decir, si son ultrajados o no pueden resistir la intensidad de los ejercicios, deben callar, lo que se entiende como disciplina castrense.

En la Fuerza Aérea ocurre algo similar: recordemos que debido a un incorrecto manejo de un arma, según unos o, por negligencia, de acuerdo a otros, el año pasado perdió la vida un cadete del Colegio Militar Germán Busch de Santa Cruz. El silencio respecto del caso fue impuesto, por los reglamentos y los jefes militares, con los que al parecer garantizan la impunidad de los autores de ese crimen.

Los ultrajes contra los 83 estudiantes de Veterinaria de la Universidad Indígena Túpac Katari, en el cuartel de la Armada de Chúa, son un ejemplo de autoritarismo castrense, con la agravante de que esos castigos, que afectaron a esos estudiantes, hayan sido pedidos y/o sugeridos por el rector de esa casa de estudios, Lucio Choquehuanca.

La Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de La Paz (APDHLP), que preside María Amparo Carvajal Baños, mediante un comunicado difunde el informe entregado por los futuros veterinarios,  el que publicamos en Aquí virtual 180 y del que ofrecemos una cita a nuestros lectores:

“El pasado 3 de septiembre, 83 estudiantes de la carrera de Veterinaria de la Universidad Indígena Aymara Túpac Katari fueron sometidos a torturas físicas y psicológicas a cargo de los instructores de la Unidad del Batallón de Infantería Marina Sexto Independencia, en el Municipio de Chúa, de la provincia Omasuyos —dice la APDHLP—. Según los estudiantes, mujeres y hombres, fueron sometidos a gasificación, ejercicios militares extremos y todo tipo de torturas, durante varias horas. La “instrucción miliar” se realizó por la noche y bajo la lluvia, aunque los militares usaban pasamontañas para no ser identificados. Los militares se amparan en un convenio que firmaron con las autoridades de la Universidad Indígena que les otorga la potestad de formar en “valores ético morales” y disciplina a los universitarios, según declaración del comandante interino, Waldo Calla. Sin embargo, los estudiantes denunciaron que el tratamiento militar es una vendetta solicitada por el propio rector de aquella universidad, Lucio Choquehuanca, porque los estudiantes demandan autonomía universitaria para la institución, algo a lo que el rector se opone vehementemente.” 

En ese documento, la APDHLP propone medidas que las compartimos y las reproducimos:

“1. Exigir la eliminación del servicio militar obligatorio…”  “2. Exigir el esclarecimiento de la muerte de la premilitar Carmen Rosa Mollo y la vejación a su prima…” “3. Exigir el esclarecimiento de las torturas a los estudiantes de la Universidad Indígena Aymara Tupak Katari…” “4. Exigir al Ministerio de Educación y al Rectorado de la Universidad Indígena Aymara Túpac Katari explicaciones acerca del proceso de ‘disciplinamiento’ y formación en “valores” que están encargando al Ejército para con los universitarios indígenas…”

Asimismo, la detención de los suboficiales debe cesar y el proceso que les siguen en contra de las normas vigentes en el país debe anularse, volver a fojas cero, dicen los abogados.

Los hechos narrados, el discurso que entregan los jefes militares y el Ministro de Defensa nos convencen de que las FF.AA. nada tienen de anticoloniales y antiimperialistas, como equivocadamente propaga el presidente Morales. Añadimos que los jefes militares, ante los crímenes relatados y que son protagonizados por uniformados, recurren a una frase trillada y rechazable: “Son hechos aislados”

Bolivia necesita nuevas fuerzas armadas y los actuales gobernantes nada han hecho ni siquiera para promover una reforma de aquéllas. Ésa es otra constatación de que en nuestro país no hay ni revolución ni Estado plurinacional.

La Paz, 13 de septiembre de 2014.

*Periodista

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