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Almagro y Morales: políticos sin principios y sin decoro

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de sábado a sábado 392

Remberto Cárdenas Morales*

El Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, y el Presidente de Bolivia, Juan Evo Morales Ayma, los últimos días han demostrado que son políticos sin principios y sin decoro.

Almagro, apoyado en una consulta a expertos de Viena (Austria), hace meses señaló que la reelección indefinida del presidente Morales no es un derecho humano y que los resultados del referéndum del 21 de febrero de 2016 (21F) deben respetarse.

En respuesta, el Presidente de nuestro país dijo entonces que aquel funcionario internacional es un agente del imperio yanqui y que no debía entrometerse en asuntos internos de Bolivia.

Voceros del gobierno fueron más allá: afirmaron que si algún organismo internacional, como la CIDH (de la OEA) u otro, aprobaba alguna resolución en la línea de pensamiento de Almagro, sería una intervención en asuntos que los bolivianos deben resolver, pero que como esas decisiones no tienen carácter obligatorio —y aunque tuvieran, acotó algún masista— no serán ni acatados ni cumplidos en nuestro país.

Luego de esas declaraciones que ponían a la vista un contrapunto inocultable, Morales anunció la visita de Almagro a nuestra tierra y, expresamente, añadió que ese funcionario estaba invitado para visitar el Chapare.

Almagro, apenas llegó, en la Casa Grande del Pueblo señaló que oponerse a la respostulación de Evo Morales sería una discriminación a este mandatario porque otros presidentes, como Daniel Ortega en Nicaragua, habían sido reelegidos en la región, en contra de normas que prohibían esa reelección, agregamos nosotros.

Morales festeja esa declaración de Almagro, a la que no se define como una intromisión en asuntos bolivianos. El mandatario incluso ha dicho que ya no hay más obstáculo para su repostulación y que los opositores habían difundido de que la CIDH iba a señalar que no es derecho humano su repostulación indefinida lo que, según él, era mentira.

Es conocida la protesta —creemos desmedida— de opositores y de otros compatriotas respecto del cambio de discurso de Almagro sobre la repostulación del presidente Morales.

Esa protesta, en nuestra opinión, pierde de vista que lo que resuelvan tribunales internacionales, respecto de la repostulación del binomio Evo-Álvaro sería, como se suele decir, un saludo a la bandera: una recomendación.

Los bolivianos que todavía esperan que aquellos organismos internacionales digan que la repostulación indefinida de Morales no es un derecho humano, aunque no lo declaren expresamente, esperan que, en tal caso, al menos quede “manchada” la reelección de Morales-García, para cuestionarla ante organismos internacionales, como sucede con el mandato que ejerce ahora Nicolás Maduro en Venezuela.

No se debe menospreciar un antecedente como aquél, lo que sería una mancha antidemocrática. Sin embargo, la reelección indefinida de Morales es una contradicción interna que, ciertamente, tiene que resolverse aquí y no en la CIDH.

Asimismo, debió estar claro en todo momento que para impedir la repostulación de Morales había que derrotar al Estado y al gobierno bolivianos y no hubo ni hay fuerza para eso.

Los que esperaban un alzamiento popular para defender el 21F, insistieron en que su accionar seguiría por vías de la democracia, de la única que existe: mezquina, en mucho al servicio de los dominadores.

La mayor violación del estado de derecho es, en nuestra opinión, la sentencia constitucional (léase anticonstitucional) que autoriza la reelección indefinida de Morales, para lo que los miembros del Tribunal Constitucional Plurinacional de nuestro país violaron el artículo 184 de la Constitución boliviana (que cierra la repostulación indefinida) y desconocieron el 21F que es de cumplimiento obligatorio, y al que ningún tribunal debió desconocer.

Almagro, en su viaje de retorno a la sede de la OEA, afirmó que la reelección (de Morales) no es un derecho humano, declaración que muestra a ese funcionario con un comportamiento sin principios y sin decencia. Conducta que olvida lo que dejó escrito Benito Juárez y que es un principio del Derecho Internacional: El respeto del derecho ajeno es la paz.

Luego de que una delegación de bolivianos opositores ha pedido al gobierno de Colombia que consulte a organismos internacionales para que digan si es o no un derecho humano la reelección de Morales-García, el Canciller boliviano ha pedido al gobierno de Duque que no haga la consulta que le han pedido porque, si lo hace, habría injerencia suya en asuntos bolivianos.

La intromisión de Almagro es admitida por el Jefazo Morales, la del gobierno colombiano violaría el principio de autodeterminación de países y pueblos.

Se presume que lo dicho y lo hecho por Almagro y Morales (y sus secuaces) es resultado de un acuerdo en virtud del cual el Presidente boliviano se habría comprometido a votar por la reelección de Almagro, como Secretario General de la OEA, y Almagro se habría comprometido a callar cuando le digan que aplique la llamada Carta democrática de la OEA para denunciar el contenido antidemocrático de la reelección indefinida de Morales.

Quizá algo más se tiene acordado o se espera acordar entre Almagro y Morales.

El comportamiento de ambos personajes evidencia que los dos son políticos sin principios y sin decoro. Que la diplomacia que ejerce

Almagro es del toma y daca que busca ventajas personales en contra de los intereses de nuestros pueblos y que la diplomacia de Evo Morales —también dicen que ejerce como diplomático— no es la que en verdad sirve a explotados y oprimidos bolivianos.

Una preocupación la decimos sin definir como fascistas a los dos funcionarios, de cuyo comportamiento comentamos en este espacio: se parecen a lo   que dice Bento Mussolini, El Duce: “(…) somos aristócratas y demócratas, revolucionarios y reaccionarios (…)”[1] y que ese proceder dependía de las circunstancias de espacio y tiempo.

Ojalá que Almagro no sea reelegido Secretario General de la OEA ni Morales reelegido como presidente de Bolivia. Así ni la diplomacia ni la acción política de aquéllos se ejercerían contra nuestro pueblo.

*Periodista

 


[1] Mussolini: “nuestra doctrina es el hecho” o “los fascistas tenemos el valor de rechazar todas las teorías políticas tradicionales: somos aristócratas y demócratas, revolucionarios y reaccionarios, proletariados y antiproletarios, pacifistas y antipacifistas. Nos basta con tener un solo punto de referencia: la Nación”.

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