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Suma de espontaneidad y de organización, entre las acciones para superar las reformas burguesas de Evo Morales

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De sábado a sábado 484

Remberto Cárdenas Morales*

Especialmente en el último cabildo, realizado en La Paz, definido como multitudinario, predominó la acció­n espontánea —no organizada— de la gente, lo que es una disposición positiva de aquélla, que casi siempre o siempre participa en todo movimiento, como del cabildo del que se escribe aquí.

Sin embargo, la espontaneidad es una consecuencia de diversos factores.

En el cabildo de La Paz confluyeron la defensa de los resultados del 21F y de la actual democracia reivindicada por muchos; el rechazo a la candidatura fraudulenta de los oficialistas a la reelección por cuarta vez; el repudio creciente a la gestión, también fraudulenta, de los vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y, asimismo, tuvo lugar allí la impugnación de las elecciones de asistentes a ese acto de masas, del pasado 10 de octubre, fecha que se recuerda la recuperación de la democracia en nuestro país, luego de la derrota de las dictaduras militares y fascistas (1982).

La espontaneidad quiere decir falta de organización lo que, sin embargo, a la vez evidencia “disponibilidad” a la lucha, por tanto, la espontaneidad es un accionar consciente, aunque con ausencia de organización. No obstante, la espontaneidad, como la vista en el cabildo paceño, es portadora de un programa muy amplio; de fuerza que podría crecer; de apoyo que aumenta (o no); de convergencia de los actores, sin que sea unidad constante o consolidada. El déficit entre esos factores es la organización, por lo que algunos suelen decir que la organización “paraliza”, pero la organización es mucho en una acción gigantesca del pueblo.

Y la organización del pueblo para la lucha, es conseguir el compromiso de los sectores más avanzados de la población, politizados, ideologizados y experimentados. Para un cabildo, en consecuencia, para caminar hacia un nuevo y más avanzado régimen político, debe buscarse la asistencia ordenada de la gente, con carteles y consignas que sinteticen el programa; canciones pertinentes o creadas para ese efecto; activistas que orienten a los convocados o autoconvocados del movimiento.

La dirección, mucho mejor si está cohesionda férreamente, es un factor primordial de la organización del pueblo para la lucha; dirección que tiene que ser reconocida incluso por los

“respondones”, de modo que nadie discuta ni dispute la conducción del movimiento durante su desarrollo.

Al programa, la fuerza, la solidaridad, la simpatía o el rechazo, y otros elementos, cuando se suma la organización para y en un cabildo, éste se convierte en un accionar mucho más consciente y/o victorioso.

Al cabildo de La Paz, asistieron militantes de partido y sin partido político, en su mayoría. También por eso, en esa jornada del 10 de octubre, se manifestaron los desafectos políticos hacia la Revolución Cubana y hacia la Revolución Bolivariana de Venezuela. A ésta es más fácil rechazarla porque aparece como un ejemplo de cómo no debe ser una revolución liberadora. Sin embargo, la Revolución de la patria de Martí y de Fidel, para muchísimos bolivianos, sigue siendo una esperanza a pesar de todo, por ello no se comparte y se reprueba que en un cabildo, así como en otras oportunidades, se lancen “gritos” contrarios al único territorio verdaderamente libre de Nuestra América o Patria Grande.

Sin embargo, otra debilidad manifiesta del cabildo que comentamos es que allí concurrieron personas con ideas discordantes, políticos de toda laya y marchistas de ocasión. Lo último, empero, no niega las coincidencias de los manifestantes del 10 de este mes.

Los gobernantes no pudieron callar frente a un acontecimiento de aquellas dimensiones: El Ministro de la Presidencia dijo que 10 mil personas son pocas ante dos millones de bolivianos ajenos, según él, al cabildo paceño.

La espontaneidad, expresada en este cabildo, debe advertir, sin embargo, que tendría secuelas en las elecciones de mañana. Y se espera que esa espontaneidad apunte en contra de los candidatos oficialistas y ayude a derrotarlos.

Eso quiere la gente del pueblo que participó y que observó esperanzada el cabildo, que está normado en la Constitución, pero para el acto de masas del que se opina, cuenta sólo como referencia normativa.

Lo que más vale y tendría dimensión electoral, y se espera que más allá de las elecciones, es la congregación de paceños y no paceños que asistieron y simpatizan con ese cabildo que decidió, básicamente, la desobediencia civil ante los candidatos oficialistas que sólo ganarían las elecciones con un fraude desmedido, al que se aguarda descubrir.

Más aún, los bolivianos no debemos sentirnos obligados por gobernantes fraudulentos desde antes del 21F, desde que el Presidente se apropió del consejo de su actual Ministro de Justicia quien respondió, ante una consulta, que ellos argumentarían políticamente para conseguir la tercera repostulación de Evo Morales, en contra de la Constitución.

El cabildo de Cochabamba tuvo perfiles parecidos al llevado a cabo en la sede de gobierno, aunque fue de menores alcances; sin embargo, sus mensajes se suman a los que generó el de La Paz.

El cabildo de Santa Cruz puso a la vista, de los que quieren ver, que el Comité Pro-Santa Cruz sigue siendo la dirección política de la derecha local, aunque está orgánicamente fragmentada; que el discurso que allí predomina es para mantener el viejo orden de cosas, quizá actualizado; que el federalismo es una idea-fuerza que los aglutina, como antes; que se rebelarían por una democracia en la que prolonguen su mandato fraudulento Morales y sus aliados; que son menos espontaneístas que los paceños y que defienden el NO del 21F, lo que no dejan de compartir. Allí, además, reviven pálidas, las gestas cívicas de antaño Dicho de otro modo: Las fobias (odios) de los cívicos cruceños reverdecen y las filias (afectos) se remozan para una marcha, juntos, de los sectores dominantes, que continúan como tales, como siempre.

El cabildo cruceño patentizó fuerza electoral, al parecer preferentemente, para el candidato “camba” que integra los grupos económicos que mandan en aquellas cálidas tierras.

El cabildo de Potosí fue, preferentemente, para que esa región reciba mayores beneficios de la extracción e industrialización del litio, como no ha sucedido durante siglos de explotación de las riquezas mineras en la tierra del Cero Rico, el que todavía es saqueado, como en todo tiempo. Asimismo, el cabildo potosino resolvió desplegar un quehacer que consiga el federalismo, para Potosí y para Bolivia; además, continuar con la huelga y el voto castigo contra el binomio Evo-Álvaro.

El cabildo de Tarija se realizó, también, en defensa del NO del 21F; aprobó el rechazo a los candidatos oficialistas a la reelección; exigió que la reserva nacional de Tariquía se mantenga en provecho de tarijeños y bolivianos; el federalismo para el país es otra de las conclusiones de los tarijeños, en su reunión del último miércoles.

René Zavaleta elaboró un ensayo sobre la “fuerza de la masa” en nuestro país, la que derrotó el golpe de estado de Alberto Natusch Busch (1979). Ahora esa fuerza de la masa, retratada en aquellos cabildos, podría aportar a una resolución política destinada a impedir la reproducción del poder de Evo Morales, lo que sería el inicio del fin de las actuales reformas burguesas, a las que presentan como revolución democrática y cultural, aunque ahora con menos frecuencia, sin que aquélla sea de veras una revolución.

*Periodista

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