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Busca acobardar la amenaza de masistas de envenenar a opositores

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Editorial de Aquí 269

Pese a las “rectificaciones”, el dirigente campesino y masista, desde el norte de Potosí, amenazó con envenenar a los opositores que, en aquella región, hagan campaña electoral. Ese dirigente después acotó que utilizó una metáfora que, por tanto, no dijo lo que dijo.

Esas afirmaciones no son nuevas entre los voceros masistas y gubernamentales. Leamos:

—El entonces ministro de Relaciones Exteriores, David Choquehuanca, años antes dijo que si ellos querían (aimaras y gobernantes), harían envenenar a ciudadanos de la zona sud de La Paz, con las cocineras que trabajaban allí y que obedecerían dictados de los miembros del proceso de cambios. Entonces no se exigió ni siquiera una investigación sobre aquel dicho que, ciertamente, fue una amenaza con la que, probablemente, los inquilinos del Palacio Quemado pretendían mantener a raya a los paceños y bolivianos que constituían la oposición, seguramente, pequeña aún.

—Eugenio Rojas, senador del MAS, en ese momento, sostuvo que había que torturar nomás a los presuntos criminales detenidos, para arrancarles confesiones. Ese exparlamentario, que sigue con un cargo en el gobierno, es el que hizo colgar perros en Achacachi (La Paz).

—El actual ministro de Economía Plural, en ese momento ejercía como Gobernador de La Paz, propuso “colgar” a los opositores, por lo que pidió disculpas, de una manera facilona, como lo hacen otros operadores políticos de este tiempo.

—Después de un período, el Vicepresidente, al aludir a su militancia guerrillera o mejor dicho guerrillerista, afirmó que en el altiplano él había aprendido “a amar y a matar”.

Años antes, en el boletín que publicaban los Ayllus Rojos, el “Qananchiri” (algo así como el que alumbra) llamaba a los aymaras a un ajuste de cuentas contra los “descuartizadores” de Túpac Katari.

El ya Vicepresidente, con otros funcionarios del gobierno, en Yapacani, hacía gestiones para que se levante un bloqueo de la carretera Santa Cruz-Cochabamba, en una arenga, gritó: “Pasaremos por sobre las cabezas de los oligarcas cruceños”. En Santa Cruz, en cambio, en una reunión con miembros de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) se comportó mesurado, a pesar de que habían pasado menos de dos horas de su proclama en Yapacaní: Allí, ante los empresarios habló como si buscaría que le escuchen sin reproche.

En una entrevista que publicó Le Monde Diplomatique, edición boliviana en español, el Vicepresidente asegura que a los empresarios que se dedicaban a su actividad económica y no se metían en política, incluso les ayudaron con soportes financieros; en cambio, a los que competían o pretendían hacerlo (en la acción política), si se los derrota, luego se los sumaba al proceso de cambios, remata.

Caben apuntes que aclaran el discurso cambiante, en la forma, de García Linera: el que fue semanario Pulso señaló una de esas semanas que el Vice… pronunciaba el discurso que podría gustar a quienes lo escuchen.

Evo Morales, por su lado, utilizó otra metáfora para referirse a las variaciones del discurso de García: No tenemos diferencias, él es el toro blanco y yo el toro negro, dijo, como quien alude a una yunta de bueyes que para arar deben jalar parejo el arado.

—En este tiempo de elecciones otras declaraciones de los oficialistas se han difundido con similares propósitos intimidatorios. Citamos: Que los opositores no tendrán ingreso al Chapare; que si van a Colomi, cerca del ingreso a la zona cocalera de Cochabamba, serán enterrados vivos, los que se atrevan a realizar campaña electoral distinta y/o en contra de Evo-Álvaro, el binomio ilegal y anticonstitucional.

Ante esos dichos y esos hechos, especialmente los que están en campaña electoral dispar y en contra de los candidatos oficialistas, deben redoblar la guardia y, sobre todo, no tienen que acobardarse frente a las amenazas.

Los ciudadanos comunes tenemos que votar libre y soberanamente o no hacerlo, porque además el pueblo entre los males no elije a ninguno; asimismo, tenemos que prepararnos para defender nuestros votos, porque quizá lo que más nos debe preocupar de Morales y de sus parciales, es lo que ellos hagan, en contra de los electores que piensan (y que pensamos) con cabeza propia y que votarán (o votaremos) democráticamente: Nuestra sospecha es la probable respuesta de los oficialistas si pierden en octubre, que quizá se nieguen a entregar el poder político a los vencedores y que metan bala.

Sin embargo, las amenazas de los seguidores de Evo-Álvaro deben ser respondidas oportunamente y, además, tienen o tenemos que hacer lo contrario de lo que quieren los que amenazan con envenenar, enterrar vivos o colgar a los que sufraguemos en contra o por otros candidatos distintos al binomio Morales-García o nos abstengamos.

En especial, los antiimperialistas y revolucionarios tendríamos que compartir la “misma trinchera” y la “misma esperanza”, en el actual proceso electoral. Pero aquello es difícil que ocurra. No obstante, tendríamos que hacer lo que dice un poema de Jorge Suárez, que fue director del diario Jornada de La Paz, a propósito de la insurrección de abril de 1952 y que tiene música de una cueca: Desde su sendero/ pelea el guerrero,/ desde mi sendero/peleo yo.

Debemos difundir, además, que las ideas para la segunda y definitiva independencia de Bolivia y de Nuestra América o Patria Grande, no están envenenadas, con lo que también le respondemos al que amenazó con envenenar a opositores.

Tenemos que acuñar muchas más ideas liberadoras que nos cautiven y nos movilicen hacia la victoria verdaderamente popular y revolucionaria en la práctica, porque en las elecciones de octubre no habrá una posible salida socialista y aquéllas, en consecuencia, no resolverán la cuestión del poder para el pueblo.

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