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El Presidente busca una nueva mayoría para su reelección

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EDITORIAL

Tenemos datos respaldados en hechos demostrativos de que el Presidente busca una "nueva mayoría" para conseguir su reelección, a pesar de que la Constitución Política, ahora, no le permite postular por tercera vez a la Presidencia. La alianza suya con empresarios (aparentemente no ultraderechistas, ni fascistas ni profascistas, salvo error u omisión), así como la colaboración con un emenerrista que oficia de Gobernador en el Beni y la reunión con el ex presidente J. Paz, entre otros, son los hechos que nos llevan a sostener, en este espacio editorial, que ése es el afán político del inquilino del Palacio Quemado. Así el mandatario demuestra, sobre todo en este último tiempo, que sus acciones u omisiones, los actos suyos dentro y fuera del país, lo que hace o deja de hacer apuntan a su reelección. Afirmamos, asimismo, que Evo Morales estuvo, está y estará en campaña electoral, sostenida y de larguísimo aliento.

La nueva mayoría de la que hablamos tiene antecedentes: cuando Evo Morales asumió la presidencia, por segunda vez, convocó a Felipe Quispe (El Mallcu) para que éste se incorpore al "proceso de cambios". Hace poco llamó a los considerados resentidos para que vuelvan a las filas de los que "incondicionalmente" apoyan al gobierno y a los cambios, sin reparar siquiera que lo que definen como revolución democrática y cultural no es más que un conjunto de reformas cuyo contenido avanzado tiende a mermar y a terminar.

Hace tiempo, en reuniones con dirigentes políticos y sus confidentes "acríticos", el Presidente desahució al MAS porque en éste hay busca "pegas". Lo de las pegas y otras críticas a ese su instrumento político lo ha hecho, el primer ciudadano del país, en varias ocasiones. Las resoluciones del reciente congreso masista han sido calificadas por Morales como "radicales", por tanto, cuando menos incómodas para conseguir la nueva mayoría que cree está forjando. Asimismo, no debemos olvidar que los masistas "respondones" o los pocos que piensan con cabeza propia han sido (y serán) excluidos de las instancias del poder y luego de las filas del MAS. También aumentan los llunk'us y éstos copan el espacio que les concede el Presidente, pero en el que ejecutan las decisiones tomadas por el único dirigente político del proceso y del gobierno: E. Morales.

Sobre los movimientos sociales cabe destacar que los únicos que le sirven al Presidente son los que respaldan, en silencio y obediencia, sus resoluciones. No tenemos derecho a olvidar que el "Jefazo" dijo que dirigentes campesinos (que lo apoyan como no lo hacen otros sectores) le "hacían perder su tiempo" porque cuando hablaban con él no hacían planteamientos servibles. Otra vez decimos que los sometidos dirigentes de movimientos sociales son los únicos que recibirán los beneficios sobrantes del poder.

Basta una crítica de los dirigentes de esos movimientos sociales contra el gobierno, sobre todo contra Evo, para que caiga la desconfianza sobre esos críticos, luego la diferenciación con ellos y después su exclusión. Sólo son readmitidos, en los círculos del poder o como observadores, los que asumen el desteñido papel de llunk'us (admítannos la reiteración).

Dirigentes y organismos del campo popular que se atreven a pensar distinto de los gobernantes pagan con la división de sus instancias organizativas. Los ejemplos son tantos que no hace falta más detalles demostrativos de lo que decimos.

La alianza del Presidente con los pequeños y con los medianos propietarios está a la vista y tiene un sustento material:

Los cooperativistas mineros (incluidos los auríferos) reciben las concesiones mineras que las requieren, así como créditos para adquirir equipos mineros. Para los campesinos y los colonizadores se destinan más tierras (lo que es y será un acierto cada vez que la dotación sea de las tierras que el Estado recupera de los latifundistas improductivos). Los cocaleros, además de que acrecientan sin medida sus plantaciones de coca, aguardan hacerlo en el TIPNIS, para lo que el principal gobernante dice con insistencia que ese camino sólo tiene que construirse por medio de la reserva natural y territorio indígena.

Los comerciantes medianos, en especial, siguen sus negocios rentables con la importación ilegal de vehículos "chutos" y el contrabando que no cesa.

El pacto del Presidente con los empresarios (tácito desde hace tiempo y expreso ahora) sólo no alcanzan a ver sus corifeos o, mejor dicho, éstos tratan de ocultarlo. Ese es el pacto que permite a los patrones ganar doble o triple en Bolivia actual, como dijo el Vicepresidente.

Unos aliados disminuidos del gobierno, en voz baja, admiten que ese pacto existe. Sin embargo, alegan que se justificaría ese acuerdo si está destinado al aumento de la producción.

Ahora los negocios mineros son tan leoninos, casi como siempre. Los empresarios de la mina San Cristóbal se llevan, pues, la parte del león y, además de pagar miserables impuestos, acaban el agua de Laguna Colorada, de la que desaparecen los flamencos. (Entre paréntesis decimos que el actual ministro de Minería, apenas asumió el cargo, dijo que una aspiración de los potosinos es la nacionalización de San Cristóbal y que él trabajaría para eso. Luego calló el asunto).

Entendidos aseguran que las empresas petroleras son las que mandan en Bolivia. Petrobras, en la que los capitales privados son mayoritarios y minoritarios los del Estado brasilero, es la que se lleva la mayor parte de la renta petrolera frente a las otras empresas transnacionales.

Esos empresarios son los socios que reclamaba el Presidente. Sin embargo, son socios del Presidente que no han dejado de ser patrones, explotadores y opresores, como de costumbre.

Analistas políticos, como si no entendieran la realidad resumida en esta nota, achacan a la ultraderecha incluso de la lucha de los trabajadores y de los indígenas bolivianos. Uno de ellos desde hace tiempo maneja una jerga a la que se aferra: dice cada vez que la ultraderecha, en este momento, pretende desgastar al proceso y al Presidente. Sería muy fácil responderle a ese analista que sería una estupidez política que espere que la ultraderecha se cruce de brazos y nada haga en contra del gobierno, sobre todo cuando éste toma alguna medida que favorece al pueblo. Básicamente, lo que hace y lo que deja de hacer el Presidente y su gobierno —como decimos aquí— es lo que en especial "desgasta" tanto al proceso como al gobierno. Pero eso no admite el analista de marras.

A pesar de todo y cada vez con menos esperanza, en este momento, sugerimos que el Presidente construya o reconstruya la unidad suya con todo el pueblo; en base a un programa democrático, popular, antiimperialista y revolucionario; con otro gobierno que represente a esa nueva unidad del pueblo con el Presidente; para que haya rectificaciones del gobierno y de los trabajadores.

Esa propuesta le hacemos al Presidente, como salida a la crisis que observamos y/o protagonizamos, para que la materialice con los trabajadores y el pueblo, con lo que sustituiría ese otro cauce contrario a los intereses de las regiones, del pueblo y del país: la faena presidencial para articular la nueva mayoría, preferentemente, con la derecha y los patrones.

Algunos o muchos dirán que esa sugerencia es tardía. Nosotros añadimos que sí es demorada, pero quizá todavía a tiempo.

Con la nueva mayoría que busca el Presidente acaso sea reelegido, pero jamás debe ni debemos olvidar que "cuando se gana con la derecha, es la derecha la que gana".

Queda algún tiempo para que el pueblo gane con el Presidente, aunque sólo sea otras elecciones. Ojalá que pronto no hablemos de la última oportunidad perdida.

 

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