La Masacre de San Juan
El baño de Sangre de San Juan
Guillermo Lora Escóbar
La Paz, 1969
Velorio en el club deportivo “Racing” de Siglo XX
La resistencia obrera y particularmente minera, a las medidas gubernamentales venía adquiriendo un enorme volumen masivo y comenzó a tornarse peligrosa para la estabilidad del gobierno militar. Era posible adelantar, partiendo de la experiencia pasada, que las autoridades del Poder Ejecutivo y de las fuerzas armadas descargarían un golpe preventivo con la finalidad de doblegar a los centros de trabajo más importantes. La resistencia obrera era, en cierta forma, una proyección del gran ascenso de masas que llegó a su punto culminante en 1964.
En febrero de 1967, Vicente Mendoza Nava, dirigente democristiano y Ministro de Trabajo, fue prácticamente expulsado del gobierno, esto porque ya había cumplido la sucia misión de imponer el famoso decreto de reordenamiento laboral y porque podía convertirse en obstáculo para la aplicación de una política de mano dura frente a los sindicatos. La democracia cristiana, que a veces asumió actitudes radicales, demostró ser un buen instrumento ocasional en manos de la burguesía. Mendoza Nava había prometido la solución favorable del pliego de peticiones presentado seis meses antes por los sindicatos legales 1. La medida tomada despóticamente por el general Barrientos disipó todas las ilusiones que hubiesen podido abrigar las organizaciones obreras acerca de una posible superación pacífica de los conflictos económicos y contribuyó a acentuar el repudió al gobierno de parte de los trabajadores de Siglo XX-Catavi. “Barrientos y compañía estaban resueltos a responder nuevamente con la violencia al pedido obrero de reposición salarial”.
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